Los bebés y los niños pequeños suelen desarrollar lesiones cutáneas como consecuencia de irritantes mecánicos o químicos. La zona genitourinaria del bebé, conocida como zona del pañal, es especialmente vulnerable a las abrasiones, la maceración, la humedad, los residuos fecales y de orina, las sustancias químicas contenidas en los cosméticos, los detergentes, los pañales o las toallitas de lavado.
Las zonas del pañal también están predispuestas al desarrollo de infecciones fúngicas y bacterianas, favorecidas por el calor y la humedad de estas zonas, que facilitan la multiplicación de los agentes patógenos y la propagación de la infección. El desarrollo de la inflamación se ve favorecido por la ropa ajustada y los pañales, especialmente en las estaciones cálidas del año, que provocan la retención de humedad y el sobrecalentamiento de la zona del pañal, y se combinan con largos intervalos entre los cambios de pañal, un factor que predispone a la dermatitis. La formación o exacerbación de lesiones en la zona del pañal se observa en el curso de infecciones gastrointestinales, infecciones del tracto urinario y terapia antibiótica. Se asocia a un aumento del número de deposiciones sueltas y ácidas del niño y a la presencia en la orina y las heces de bacterias productoras de amoníaco que irritan la piel. Los nuevos alimentos introducidos en la dieta del bebé que modifican la consistencia y la cantidad de las heces pueden ser un factor causante de la dermatitis del pañal, y los lactantes amamantados pueden reaccionar con disfunción gastrointestinal a los productos consumidos por la madre [1,2,3,4,5,7,8,9,10,11,12,13].
El objetivo principal de los cuidados es prevenir la irritación y los daños en la piel y mantener una hidratación y un ph cutáneos adecuados, haciendo que la piel sea más resistente a los factores dañinos. En la prevención de la dermatitis del pañal, lo más importante es mantener la piel limpia y seca. Esto se consigue con baños diarios en agua tibia a 37-37,50C, con jabones suaves, detergentes sintéticos, sin fragancias, colorantes ni conservantes, con un ph neutro o ligeramente ácido. No es aconsejable lavar al bebé sólo con agua, ya que reseca la piel y aumenta el riesgo de lesiones cutáneas. La piel debe secarse con una toalla de algodón suave, sin frotar, o dejar que se seque de forma natural. Estos procedimientos no irritan la delicada piel del bebé, no destruyen el manto lipídico protector y permiten que se mantenga la flora bacteriana normal, protegiéndola contra los daños y el desarrollo de inflamaciones [3,6,7,9,10,11,12,13]. En recién nacidos y lactantes, los pañales deben cambiarse cada 3-4 horas e inmediatamente después de cualquier suciedad con orina y heces.
La zona del pañal debe lavarse en cada cambio, secarse bien y no deben utilizarse toallitas perfumadas ni saturadas de alcohol, ya que los agentes que contienen dañan la barrera epidérmica. Pueden utilizarse cremas hidratantes suaves para crear una barrera protectora entre la piel y el pañal. No se recomienda el uso de polvos, talcos y pastas en el cuidado diario de los pañales ni su combinación con aceites, ya que pueden dañar la piel al apelmazarse, y la fuerte adherencia de estos preparados a la superficie de la piel no permite el paso del aire y provoca irritaciones. Tampoco se recomiendan las lociones, ya que pueden irritar la piel.
Son preferibles los preparados en forma de cremas, que secan delicadamente la piel, son permeables al aire y suelen contener también agentes antisépticos, astringentes y protectores. En la prevención de la dermatitis del pañal, es importante no utilizar calzoncillos de plástico o goma y utilizar pañales desechables que sean muy absorbentes, tengan microporos permeables al aire y estén recubiertos en su interior con humectantes y lubricantes cutáneos para minimizar el riesgo de irritación. Los pañales también deben cambiarse por la noche y no esperar hasta la mañana o hasta que el bebé se despierte. Es importante ventilar la zona del pañal. Deje al bebé sin pañal al menos tres veces al día durante 10 minutos cada vez, ya que la aireación favorece la regeneración de la piel.
Foto: Sudocrem
Se recomienda utilizar pañales más grandes, ya que los pañales ajustados provocan sobrecalentamiento y retención de la humedad, creando condiciones propicias para la irritación y la aparición de la dermatitis del pañal [6,9,10,11,12,13]. La leche materna refuerza la inmunidad del lactante y le protege contra las infecciones, incluidas las cutáneas, por lo que debe animarse a las madres a alimentar a sus hijos de esta forma. Deben añadirse nuevos alimentos de uno en uno a intervalos de varios días, especialmente los zumos de frutas que contienen ácidos que, al excretarse en las heces, irritan la piel y predisponen a la inflamación.