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Problemas de los niños con enfermedades neuromusculares

Problemas de los niños con enfermedades neuromusculares

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Mamá con niño

Las enfermedades neuromusculares hacen referencia a todas las entidades patológicas en las que existe un daño estructural o funcional en los componentes que forman la unidad motora.

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Entre sus síntomas típicos se encuentran:

  • respiración superficial
  • fatiga rápida
  • somnolencia diurna
  • dolores de cabeza al despertar
  • sueño agitado

Para mejorar la eficacia de la ventilación y el reflejo de la tos , debe utilizarse una fisioterapia adecuada que incluya ejercicios respiratorios y aprender a toser con eficacia. Asimismo, debe instruirse a la familia sobre cómo realizar el drenaje posicional, las palmaditas y el apoyo a la tos.

Infecciones de las vías respiratorias

Como consecuencia de la disminución de la capacidad respiratoria y del debilitamiento del reflejo de la tos, las vías respiratorias no pueden limpiarse correctamente de las secreciones persistentes. El único músculo respiratorio que funciona correctamente es el diafragma, que, sin embargo, se agota rápidamente, sobre todo en los niños más pequeños.

Incluso una infección trivial del tracto respiratorio superior puede provocar neumonía debido a la retención y secreción de secreciones, por lo que es aconsejable tratar rápida e intensamente cualquier infección, aunque sea leve, y eliminar cualquier secreción persistente de las vías respiratorias.



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Si la secreción es fina y sólo en la nariz o la garganta, basta con sonarse, descongestionarse o succionarse tantas veces como sea necesario. En el caso de secreciones espesas y persistentes, hay que tratar al niño con la medicación adecuada , hidratarlo y darle palmaditas o succionarlo.

Problemas de deglución

En las enfermedades neuromusculares, la disfagia esofágica y orofaríngea son las más frecuentes , causadas principalmente por una coordinación neuromuscular anormal a nivel de la faringe y el esfínter esofágico.

Estos pacientes se quejan de dificultad para tragar independientemente de la consistencia de los alimentos. Tienen dificultades para mover los bocados en la boca y experimentan debilidad y fatiga creciente de los músculos de la mandíbula.

Se quejan de una fuerza de mordida reducida y de una movilidad mandibular restringida. Como consecuencia, cada vez tardan más en comer y se vuelven impacientes e irritables. Los pacientes suelen percibir esta afección como un deterioro de su calidad de vida.