El resfriado es la enfermedad más común entre los niños de todas las edades. Se trata de una infección vírica de las vías respiratorias superiores. Pueden estar causados por más de 200 virus diferentes. La causa más frecuente es el rinovirus.
Debido al riesgo de síndrome de Rey en un niño (<12 años), no debe administrarse aspirina. Para la rinitis, son aplicables aerosoles, gotas para reducir la inflamación de la mucosa nasal. Los medicamentos están disponibles sin receta. Según el tipo de tos, se utilizan expectorantes (para la tos húmeda) o antitusígenos (para la tos seca).
Para el dolor de garganta, se pueden dar al niño pastillas (para los niños mayores) o sprays o jarabes. También puede enjuagarse la boca con líquidos desinfectantes. En casa, recuerde proporcionar un suministro adecuado de líquidos (especialmente cuando haya fiebre), preferiblemente templados (pero no fríos ni calientes). También es buena idea utilizar un humidificador en la habitación del niño, que facilita la respiración. No caliente en exceso al bebé. La mejor temperatura ambiente es de 20 grados.
El tratamiento casero no siempre es suficiente. Si los síntomas persisten o empeoran durante varios días, con fiebre alta, vómitos, convulsiones, dificultad para respirar, dolor en el pecho o si el niño no quiere tomar líquidos y se muestra apático, acuda al médico. La causa de los síntomas puede ser gripe, bronquitis, neumonía o amigdalitis. Algunos casos requieren tratamiento especializado (por ejemplo, antibióticos) en el hospital (por ejemplo, en caso de deshidratación, mal estado general) o en casa. Los niños con enfermedades crónicas, por ejemplo asma bronquial o trastornos inmunitarios, son los que corren mayor riesgo.