La quimioterapia suele ser un largo proceso de tratamiento. Tiene un final planificado y anhelado, pero no olvidemos tampoco el principio, que cambia nuestras vidas y nuestros horarios diarios de forma tan significativa.
Podemos, por supuesto, buscar las respuestas en Internet. Recuerde, sin embargo, que la fuente de conocimiento más fiable es siempre el propio médico tratante. Es una buena idea estar preparado para los posibles efectos secundarios incluso antes de que se produzcan. ¿Qué remedios son más eficaces para detener los vómitos? ¿Qué hago si se me cae el pelo? Tal vez sería una buena idea conseguir por adelantado una peluca estéticamente agradable o un bonito pañuelo... Si la quimioterapia conlleva un riesgo de infertilidad, ¿debería plantearme congelar mi óvulo o mi esperma? ¡No nos dejemos sorprender por los efectos secundarios!
¿Qué medidas debo tomar antes de someterme a quimioterapia?
Al prepararse para la quimioterapia, también es importante tener en cuenta que ciertos medicamentos no pueden tomarse durante el tratamiento. Debe informar detalladamente a su médico tratante sobre los medicamentos que está tomando, las dosis que recibe y por qué los toma. También es una buena idea visitar a su dentista con antelación.
La reducción de la inmunidad que se produce como consecuencia del uso de la mayoría de los fármacos citostáticos significa que la cavidad oral, cuya capacidad para luchar contra las infecciones en este momento está significativamente debilitada, puede ser una fuente de posibles infecciones y complicaciones. En consecuencia, ciertos procedimientos dentales también están desaconsejados durante el curso de la quimioterapia, y recordemos que todo el tratamiento dura al menos varios meses. Por lo tanto, si ya sabemos que nuestros dientes necesitan tratamiento, ahora mismo -antes de que empiece la quimioterapia- es el momento de visitar al dentista. Algunos pacientes no abandonan su vida social o profesional ni siquiera durante el curso de la quimioterapia. Todo depende realmente de la predisposición individual.
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Sin embargo, al fin y al cabo, se suele recomendar calma y descanso. Y no sólo en los primeros días tras la administración de citostáticos. Debemos recordar que la mayor parte de la quimioterapia altera significativamente nuestra inmunidad y, por lo tanto, el contacto con la gente nos pone en riesgo de infección. Así que concedámonos un descanso en el trabajo, evitemos las aglomeraciones de gente e informemos a familiares y amigos para que nos visiten sólo si están completamente sanos. Cuidemos también de limpiar el piso al que volveremos después de un ciclo de quimioterapia para minimizar al máximo el riesgo de infección. El día del primer tratamiento de quimioterapia, estemos somnolientos y descansados. Comamos sólo una comida pequeña, por si los citostáticos le provocan náuseas o vómitos. Si es posible, que nos acompañe un ser querido. El apoyo psicológico ese día es extremadamente importante. Y sobre todo, recordemos: la quimioterapia no es nuestro enemigo. Es nuestra aliada en la lucha por un objetivo común.