La piel es un espejo de la salud. El examen de la piel puede proporcionar pistas diagnósticas importantes en muchas entidades patológicas y, como parte importante del proceso de exploración y diagnóstico del paciente, no debe pasarse por alto. Además, algunas enfermedades que afectan al sistema nervioso pueden ir acompañadas de cambios cutáneos característicos incluso al principio del proceso de la enfermedad, cuando aún no se presentan síntomas neurológicos.
Enfermedad de Lyme
El cuadro clínico de la enfermedad de Lyme implica la afectación de la piel, el sistema nervioso, las articulaciones y el corazón. La enfermedad de Lyme del sistema nervioso puede progresar con afectación del sistema nervioso periférico o central. En el sistema nervioso periférico, puede manifestarse como daño de los nervios craneales, más comúnmente el nervio facial, daño del plexo nervioso o mononeuropatía. En el sistema nervioso central, puede presentarse como meningitis, encefalitis o inflamación de la médula espinal, hipertensión intracraneal leve, vasculitis o encefalopatía. Las manifestaciones cutáneas de la enfermedad de Lyme incluyen eritema migrans, linfoma borrelial y dermatitis atrófica crónica de las extremidades.
Una lesión cutánea localizada en forma de eritema no doloroso aparece en el lugar de la picadura de la garrapata unos días o semanas después de la infección. El eritema migratorio se produce en menos del 40% de las personas infectadas, desaparece sin tratamiento después de 1-2 meses y desaparece a los pocos días de iniciar la terapia antibiótica, pero esto no significa que se haya eliminado la infección. Inicialmente, adopta la forma de una mancha que se extiende, mostrando una translucidez central. Para reconocerla, es necesario que la lesión aumente de tamaño y supere los 5 cm de diámetro.
El linfoma borrelial es un nódulo único, azul-rojizo, no doloroso, que suele localizarse en los pabellones auriculares, los pezones y la piel escrotal. Puede ir acompañado de un agrandamiento de los ganglios linfáticos circundantes. Si no se trata, puede persistir durante varios años.
La dermatitis atrófica crónica de las extremidades es una fase tardía y se encuentra varios años después de la infección en forma de lesiones de color rojo azulado en las partes distales de las extremidades. Al principio se trata de un edema inflamatorio, después la piel se vuelve fina y atrófica.
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Neurofibromatosis tipo I
La neurofibromatosis más común es la neurofibromatosis tipo I, o enfermedad de von Recklinghausen. En su curso pueden aparecer neoplasias del sistema nervioso de diversas morfologías, entre ellas: glioma del nervio óptico, meningioma, estafiloma, hemangioendotelioma y neuroblastoma. En la piel, podemos encontrar lunares pigmentados del color del café con leche - manchas café con leche, decoloración de la piel en las zonas axilar e inguinal y nódulos subcutáneos - neurofibromas. La epilepsia está presente en el 10-15% de los pacientes y el retraso psicomotor o mental en el 15-20%.