El agua es un ingrediente esencial para el funcionamiento de los organismos vivos. Es responsable de muchos procesos, proporciona el suministro para muchas reacciones y es también el medio de transporte de los productos necesarios para cada célula del cuerpo humano. Por lo tanto, para el correcto desarrollo del niño, es crucial garantizar un suministro adecuado de agua para que el joven organismo pueda desarrollarse correctamente.
El agua es un ingrediente esencial y básico que todos los organismos vivos necesitan para vivir. Es la base de todos los procesos, ya que actúa como disolvente para los electrolitos y los productos del metabolismo. Es en el medio acuoso donde tienen lugar las transformaciones bioquímicas necesarias para el mantenimiento de las funciones vitales, y es también el transmisor, el relevo y el "medio de transporte" de las sustancias que están a su alcance [1]. Por lo tanto, un suministro adecuado de agua en el organismo es un elemento esencial para su correcto funcionamiento mediante la regulación adecuada de las funciones vitales. Un suministro inadecuado de agua en el cuerpo provoca alteraciones significativas en el trabajo de los órganos individuales, los sistemas y el trabajo del organismo en su conjunto [2]. De ahí que se conceda una importancia extraordinaria al agua en la dieta y la nutrición saludable de los niños para garantizar su desarrollo óptimo y adecuado [1].
El agua en el cuerpo humano
El agua, como componente básico y esencial para el funcionamiento, constituye una parte importante del cuerpo humano, y su contenido porcentual depende de la cantidad de grasa corporal y de la edad. Oscila entre el 75% del peso corporal en los recién nacidos, pasando por cerca del 60% en los adultos, hasta el 54% en las personas mayores con una grasa corporal dentro de los límites normales [2].
El agua que llena el cuerpo humano puede dividirse en la que está dentro de las células del organismo(intracelular) y la que llena los espacios intercelulares y está presente en los vasos y en los espacios entre ellos(extracelular). Las funciones que desempeña el agua son muy variadas. Constituye la base para la acumulación de muchas sustancias, es esencial para una termorregulación adecuada, garantiza que los procesos digestivos se desarrollen correctamente, asegura el transporte de todas las sustancias y productos entre las células del organismo y proporciona la base para su protección. El agua también garantiza el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, esencial para el mantenimiento de las funciones vitales normales. No carece de importancia para el movimiento de nuestro cuerpo gracias a su presencia en el líquido articular, lo que garantiza una movilidad adecuada, reduce la fricción y contribuye a facilitar el movimiento de los órganos internos, incluidos los vasos linfáticos y sanguíneos [2].
¿Cuál es la necesidad de agua?
El término demanda de agua se utiliza para describir la cantidad de agua que necesita el organismo para funcionar correctamente, de ahí que el valor mínimo de la demanda sea igual a la cantidad de agua que pierde el cuerpo. Dado que son muchos los factores que influyen en la demanda de agua, no es posible establecer normas de consumo, pero los datos que se han recogido hasta la fecha estudiando esta cuestión indican ciertos valores denominados ingesta suficiente. Se trata de un concepto que, en su alcance, incluye el agua que se consume en su forma pura, pero también el agua que contienen todo tipo de bebidas y productos alimenticios presentes en nuestra dieta [2].
En los lactantes, las necesidades de agua se fijan en 700 ml/día en los primeros seis meses y alrededor de 800 ml/día en los segundos seis meses de vida, siendo suficiente la alimentación de la madre hasta que el niño cumpla seis meses para proporcionarle una cantidad adecuada de agua, acorde con las necesidades de líquidos de este periodo. Para los lactantes y los niños pequeños, lo mejor es elegir agua de manantial o mineral, que debe beberse cruda y no utilizarse para cocinar o preparar comidas. Merece la pena prestar atención aquí a los zumos y su inclusión en la dieta del bebé: los zumos en puré no deben introducirse en la dieta antes de los siete meses, ya que no son capaces de satisfacer la sed del bebé y, por tanto, no deben sustituir al agua en la dieta. Según las recomendaciones, el agua potable de buena calidad debe estar presente en la dieta del niño, así como las aguas de manantial, naturales y minerales, que pueden resultar positivas de las unidades pediátricas [3].
foto: panthermedia
Deficiencia de agua
La disminución del rendimiento físico es el primer signo de deshidratación, cuando se produce un descenso de los niveles de agua corporal de entre el 2% y el 3% del peso corporal. Un descenso mayor de los niveles de agua significa un aumento de los problemas físicos, pero también de los mentales, que se producen cuando se registra un descenso del 5% del peso corporal. El empeoramiento de la deshidratación puede tener consecuencias trágicas, y una deficiencia de agua del 20% del peso corporal puede ser incluso mortal [2].
#STRODCI#
El agua en la dieta de un niño
Al hablar de una nutrición adecuada para los niños, es importante tener en cuenta que éste es el elemento que proporciona la base para su correcto desarrollo. Todos los modelos de nutrición segura hacen hincapié no sólo en la correcta organización de las comidas con el valor nutricional adecuado, sino también en los ingredientes que se incluirán en la dieta del niño, entre ellos: el contenido de agua [1].
Una norma médica, elaborada y desarrollada en 2011, que trata la ingesta de agua de adolescentes y niños incluye recomendaciones sobre las cantidades adecuadas de agua en la dieta de un joven e indica su importancia y las consecuencias de la deficiencia de agua en el organismo joven. En primer lugar, la alteración de la homeostasis y la termorregulación se convierten en un problema, lo que perjudica significativamente el funcionamiento. A continuación, se produce una reducción significativa del volumen sanguíneo con un aumento de la densidad de la sangre. El resultado es una disminución de la concentración, un aumento del tiempo de reacción a los estímulos entrantes y una reducción del apetito [1].
¿Qué agua elegir?
Los criterios en función de los cuales se obtiene el agua y se aprueba su venta como segura para los niños son la suma total de minerales solubles [mg/l], su tipo, su contenido en una unidad dada de agua, su grado de mineralización, pero también su contenido en sodio y sulfato. La credibilidad del fabricante no es desdeñable, lo que es importante sobre todo para salvaguardar la calidad del producto que se puede comprar para niños y bebés. En referencia a las normas médicas, las aguas de manantial, así como las aguas minerales naturales procedentes de yacimientos profundos, sin impurezas químicas ni contaminantes orgánicos y microbiológicos, pueden considerarse seguras [1].