Cuando nos duele una articulación, por reflejo intentamos prescindir de ella, aunque esto no reduzca en absoluto las molestias. Además, cuando la articulación no se utiliza, se vuelve rígida y cualquier movimiento resulta aún más doloroso. Lo más importante, por tanto, es aliviar el dolor y tratar adecuadamente la articulación afectada para que pueda volver a moverse.
Para compensar la carencia de vitamina E, recurra a los frutos secos, las semillas de girasol, el aceite de oliva y el aguacate, mientras que la carencia de selenio puede compensarse comiendo cereales integrales, huevos, levadura, pescado, marisco y carne. También es bueno acordarse de comer pescado azul, es decir, salmón, arenque, sardina o caballa. Estas especies son ricas en ácidos grasos omega-3, que son extremadamente importantes para nuestro organismo.
Y cuando le duela...
En caso de dolor articular se puede recurrir a varios métodos de tratamiento. El más común es el tratamiento farmacológico adecuado al diagnóstico. Puede apoyarse en ejercicios individuales, ejercicios en piscina, tratamientos físicos (iontoforesis, crioterapia, corrientes, campos magnéticos, láser, masajes acuáticos y clásicos, compresas de barro). Si el dolor articular está causado por la atrofia del cartílago articular, los baños de sulfuro utilizados en algunos balnearios, así como los suplementos dietéticos que contienen sulfato de glucosamina tienen un buen efecto en su regeneración, asegura la doctora en medicina Barbara Rymaszewska.
El tratamiento también puede apoyarse en remedios caseros, que, sin embargo, deben consultarse previamente con el médico tratante. A veces, las compresas, los baños o las compresas pueden ser una alternativa a un analgésico. Un simple masaje combinado con el poder de un aceite calentador aportará alivio. Es una buena idea preparar un compuesto para fricciones de este tipo y guardarlo en el botiquín de casa. Por lo tanto, merece la pena cuidar nuestras articulaciones y, cuando aparezcan síntomas preocupantes, es aconsejable consultar a un especialista.
A veces, ese dolor puede ser síntoma de una enfermedad completamente distinta, como la fibromialgia, cuyos síntomas generalizados incluyen dolor muscular y articular, una sensación de rigidez que los acompaña (a menudo durante todo el día), así como fatiga (generalmente asociada a insomnio y a un estado de ánimo decaído). Por lo tanto, debemos acordarnos de la dieta y el ejercicio, y de vez en cuando regalarnos una estancia en un balneario, ya que nuestras articulaciones agradecerán sin duda tal inversión en salud.