La tendencia a preocuparse afecta a casi todos los seres humanos, aunque psicológicamente no nos aporta ningún valor añadido, sino todo lo contrario. Se trata de un proceso de activación de predicciones negativas sobre el futuro, que son los componentes básicos de las reacciones de ansiedad. En una situación de preocupación crónica y de mantenimiento de la ansiedad en un nivel suficientemente constante, podemos llegar a sufrir trastornos en el funcionamiento cotidiano.
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