Dificultad para respirar, estornudos, nariz tapada: los alérgicos no lo tienen fácil. Contrariamente a la creencia popular, somos más alérgicos al polvo y a los ácaros que a la hierba y al polen de los árboles, y hay por término medio cinco veces más polvo en nuestras casas que al aire libre.
También aumentan las reacciones alérgicas de todo tipo a los cosméticos y los productos químicos domésticos.Ante esto, la limpieza para los alérgicos puede suponer una gran incomodidad. La tecnología punta y los consejos de oro de nuestras abuelas vienen al rescate. Combinando estas dos cosas, podemos reducir los desagradables síntomas durante las tareas cotidianas.