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Tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y del trastorno hipercinético.

Prof. dr hab. Irena Namysłowska Consultora Nacional en Psiquiatría del Niño y del Adolescente Prof. dr hab. Tomasz Wolańczyk, Consultor del Voivodato (Voivodato de Mazowieckie) en Psiquiatría del Niño y del Adolescente

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Tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y del trastorno hipercinético.

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Pintando con las manos

Documento de posición del equipo consultor nacional en psiquiatría infantil y adolescente sobre el tratamiento integral (incluida la psicoterapia) del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno hipercinético.

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  1. Introducción

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es uno de los trastornos más frecuentes diagnosticados en niños y adolescentes. Según los resultados de estudios epidemiológicos, su prevalencia oscila entre el 3 y el 5% de la población general en edad escolar (según los criterios DS-IV), mientras que la adopción de los criterios CAPI 10 I (diagnóstico de trastorno hipercinético) reduce la prevalencia al 0,5-1,5%. Los niños más frecuentemente tratados por TDAH son los que tienen entre 6 y 9 años. Esta edad no es casual, ya que es cuando el niño empieza la escuela y los problemas derivados de los síntomas axiales del trastorno hipercinético (trastorno por déficit de atención, hiperactividad, impulsividad) impiden al niño funcionar dentro del sistema educativo.


El trastorno por déficit de atención con hiperactividad se considera un trastorno que rompe la línea de la vida. Las personas hiperactivas abandonan la escuela antes que sus compañeros, reciben una educación más deficiente y tienen más probabilidades de entrar en conflicto con la ley.


En Polonia, la lista de medicamentos reembolsados incluye preparados utilizados para el tratamiento farmacológico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad como parte de un programa de tratamiento integral (incluida la psicoterapia). Esta disposición de reembolso ha suscitado numerosas preguntas sobre la definición de tratamiento integral y, en particular, sobre el papel de la psicoterapia, su tipo, duración, lugar y las cualificaciones del personal que la lleva a cabo.

  1. Diagnóstico

Para proporcionar un tratamiento integral a un niño con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, debe recordarse siempre que el diagnóstico y el diagnóstico diferencial son esenciales y que la planificación de la terapia no puede llevarse a cabo sin un diagnóstico seguro. El diagnóstico debe basarse en los criterios DS-IV y CAPI-10 o en sistemas de diagnóstico más recientes, si se han desarrollado. El diagnóstico puede realizarse a partir de información procedente de al menos tres fuentes: una entrevista con los padres (cuidadores), un examen del propio niño e información de la escuela o el jardín de infancia. Una parte necesaria del diagnóstico es un examen psicológico del niño, con una evaluación de sus capacidades intelectuales y de sus dificultades específicas de aprendizaje.

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  1. Componentes de un tratamiento integral

  1. Psicoeducación

La educación y el asesoramiento son un elemento esencial del tratamiento integral, sin el cual tanto la psicoterapia como la farmacoterapia son imposibles. Constituyen la base del tratamiento. El asesoramiento debe proporcionar información sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad/trastorno hipercinético, haciendo especial hincapié en los síntomas, la etiología, el curso, el pronóstico y las opciones de tratamiento. La psicoeducación debe abordar los síntomas que presenta el paciente y explicar el cuadro específico del trastorno y las necesidades individuales resultantes. Debe incluir estrategias básicas para hacer frente a los síntomas del niño:

  • reduciendo la cantidad de estímulos distractores en el entorno,
  • ajustar el tiempo de trabajo a las capacidades del niño,
  • planificando las tareas,
  • anticiparse a los riesgos.

La psicoeducación implica a los padres cuidadores, al sistema escolar y al propio niño. Los padres deben tener la oportunidad de mantener conversaciones terapéuticas en las que puedan recibir apoyo y discutir los problemas que surjan en relación con su hijo, al menos una vez cada seis meses de atención.