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Trastornos lipídicos - diagnóstico, prevención, tratamiento

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Trastornos lipídicos - diagnóstico, prevención, tratamiento

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Aterosclerosis, colesterol alto

Las enfermedades cardiovasculares son responsables de aproximadamente 4 millones de muertes en la población mundial. Por lo tanto, la magnitud del riesgo es la base para tomar medidas de prevención y profilaxis adecuadas. Es necesario determinar el riesgo de padecer trastornos lipídicos para introducir en consecuencia los cambios necesarios en el estilo de vida. Para ello, se realizan análisis básicos de colesterol en sangre. Se llama la atención sobre la importancia de la actividad física y la dieta diaria como los elementos más relevantes para la prevención de los trastornos lipídicos.

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Lasenfermedades cardiovasculares son responsables de la muerte de más de 4 millones de personas en todo el mundo, con una tasa de mortalidad más elevada entre las mujeres, aunque muchos más hombres mueren de enfermedadescardiovasculares antes de los 65 años. Desde esta perspectiva, la prevención, entendida como un conjunto de medidas coordinadas basadas en la población para reducir la mortalidad, así como la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y sus consecuencias y complicaciones, en forma de discapacidad, es extremadamente importante.

Pruebas de laboratorio

Para determinar los trastornos lipídicos en el organismo, se solicitan pruebas de laboratorio a partir de una muestra de sangre.

Elcolesterol total (CT) se utiliza principalmente para estimar el riesgo de enfermedad cardiovascular asociado a los trastornos lipídicos en el organismo. Sin embargo, es un parámetro insuficiente debido a que puede inducir a error en casos individuales. Este problema afecta principalmente a las mujeres y a las personas diabéticas. Por lo tanto, es necesario realizar otras pruebas además del CT.

Otro de los parámetros analizados es el colesterol de la fracción de baja densidad (LDL-C). Dada la variedad de métodos de prueba, es importante ser consciente de que el resultado de una concentración específica también puede no ser concluyente, sobre todo en personas con hipertrigliceridemia.

En esta situación, debe tenerse en cuenta otro parámetro, a saber, el colesterol de una fracción distinta de la lipoproteína de alta densidad (colesterol no HDL-C). Éste proporciona información sobre la cantidad total de lipoproteínas aterogénicas. Los estudios de evaluación del riesgo que utilizan el parámetro del C no-HDL indican que, en la mayoría de los casos, es clínicamente relevante, por lo que, aunque el principal parámetro para determinar el riesgo de enfermedad cardiovascular es el índice de C-LDL, se recomienda analizar paralelamente el índice de C no-HDL.

El colesterol de la fracción lipoproteica de alta densidad (HDL-C), por otra parte, es un fuerte indicador de los factores de riesgo. Su bajo nivel, se ha identificado como un indicador de un alto riesgo de enfermedad cardiovascular derivada de trastornos lipídicos. Por otro lado, no se ha confirmado que unos niveles elevados de HDL-C sean una garantía contra la aparición de dichas enfermedades.

Los triglicéridos (T G) también son un parámetro muy determinante de los factores de riesgo. Las concentraciones elevadas de TG se asocian a concentraciones bajas de HDL-C, lo que da una imagen clara de trastornos en muchos casos. Además, en algunos casos, además de analizar los niveles de TG en ayunas, también se solicitan niveles de TG sin ayunar para obtener información adicional sobre las lipoproteínas asociadas a un riesgo elevado.

Además, también se determinan parámetros como las apolipoproteínas y la lipoproteína α, que son indicadores adicionales independientes de los factores de riesgo, para una mejor interpretación y una mayor especificidad.

¿En ayunas o no?

El modelo tradicional asume que la toma de muestras de sangre para los trastornos lipídicos debe realizarse en ayunas. Los estudios que compararon los resultados de los pacientes a los que se les extrajo sangre en ayunas y los de aquellos a los que se les extrajo sangre después de una comida demostraron que había poca diferencia en los niveles determinados. Así pues, puede decirse que tanto las pruebas en ayunas como las que no lo son, en el contexto de la detección de anomalías lipídicas en el organismo, pueden ser igualmente pertinentes y tener el mismo valor clínico.


foto: panthermedia

Cambios en el estilo de vida

Si los resultados de las pruebas indican un alto riesgo de trastornos cardiovasculares o indican claramente la presencia de trastornos cardiovasculares, se hace necesario realizar modificaciones en el estilo de vida.

No en vano se hace hincapié en la gran importancia de la dieta diaria para reducir los parámetros peligrosos que afectan al cuadro del perfil lipídico. En numerosas ocasiones se han llevado a cabo estudios sobre el impacto de la dieta en el desarrollo y la prevención de los trastornos lipídicos, que demuestran claramente que una dieta adecuada no sólo mejora el perfil lipídico en los resultados de las pruebas, sino que también afecta a los factores de riesgo tradicionales, como las concentraciones plasmáticas de lípidos, la presión arterial o los niveles de glucosa en sangre.

También se ha demostrado que el factor que tiene, con diferencia, un mayor impacto en los niveles de colesterol en sangre son los ácidos grasos. Entre las grasas más peligrosas que se consumen en la alimentación se encuentran las grasas trans, que son ácidos hidrogenados de origen industrial, y su consumo alcanza hasta el 6,5% del valor energético total de los alimentos, dependiendo de la población. Las grasas trans tienen el efecto de elevar significativamente los niveles de LDL-C en sangre, reduciendo así los niveles de HDL-C.
Sin embargo, cuando se incluyeron ácidos grasos omega-6 poliinsaturados en la dieta, se observó una disminución de las concentraciones de LDL-C en sangre. De ahí que se extrajeran conclusiones sobre el efecto positivo de los ácidos grasos saturados en el cuadro del perfil lipídico. Los ácidos grasos saturados, del grupo Omega-3, también tienen un efecto sobre el metabolismo lipídico de nuestro organismo, pero no tienen un efecto sobre la disminución de los niveles de LDL-C, sino sobre la disminución de los niveles de TG. También existe una correlación significativa entre la ingesta de colesterol y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.