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Tormentas en una taza de té, o discusiones en una relación

Anna Pyka

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Tormentas en una taza de té, o discusiones en una relación

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La riña

Creo que discuto con demasiada frecuencia. En cierto modo, me parece bien, pero ¿qué piensan mis allegados? Depende de cómo se mire. Es un hecho bien conocido que con intercambios más agudos podemos contar con escuchar lo que la otra persona piensa realmente de nosotros. Pero, por otro lado, ¿realmente lo necesitamos?

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Por otro lado, esta forma de comunicación no debe abandonarse por completo. Una buena manera de hacerlo puede ser rebajar la tensión sistemáticamente. En una solución de este tipo, lo más importante es hablar de lo que no nos gusta, en el momento en que ocurre.

Si lo mencionamos pasado un tiempo, podremos discutir al menos sobre por qué no lo dijimos antes. Y el círculo se cierra. Sin embargo, si mostramos nuestro disgusto a cada paso, tenemos motivo para otra discusión. Como puede ver, no es fácil.

Es imposible evitar una discusión, aunque lo deseáramos con todas nuestras fuerzas. Recordemos que una relación es el encuentro de dos corazones separados, dos almas y caracteres diferentes. Nos espera un duro trabajo antes de "llegar". A veces, incluso después de mucho tiempo, la situación no cambia. Así que permítame insistir de nuevo: vale la pena aceptar lo que no se puede mejorar.

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Esto no significa que debamos ser sumisos y escuchar sin rechistar el eterno resentimiento. Debemos entablar un diálogo de pareja que presuponga el respeto por la otra persona. Debemos recordar que la pareja también tiene derecho a expresar sus opiniones, puntos de vista o preocupaciones. Cada día, debemos decidir cómo reaccionar y cómo comunicarnos. Para terminar, permítanme recordarles un pasaje de una canción: Y después de la noche llega el día, y después de la tormenta llega la paz.... Aunque a veces nos inquiete, esperemos con impaciencia lo que vendrá después. Los efectos pueden sorprendernos muy positivamente, quizá incluso deleitarnos.