A menudo olvidamos que la ansiedad es una emoción. Sí, una emoción. Igual que la tristeza, la alegría, la ira o la sorpresa. Y las emociones son necesarias para nosotros. De hecho, ¡las necesitamos! Utilizamos las emociones para expresar nuestra actitud ante el mundo, y ni siquiera tenemos que utilizar una sola palabra para hacerlo. Al tomar conciencia de nuestras propias emociones, podemos identificar cuál es nuestra actitud ante un estímulo. Porque no siempre lo tenemos claro al 100%. ¿Por qué necesitamos sentir ansiedad entonces? Al fin y al cabo, se trata de un estado negativo. ¿Cuándo podemos hablar de un trastorno de ansiedad? ¿Tratar, no tratar? ¿Cuándo empezar a preocuparse?