Las neuroinfecciones son el nombre común de las enfermedades infecciosas del sistema nervioso, de las cuales la meningitis y la encefalitis son las más frecuentes en los niños. Debido a la dificultad de contacto, especialmente con niños pequeños, los síntomas iniciales de las neuroinfecciones pueden confundirse fácilmente con otras infecciones triviales. Los pediatras deben estar siempre muy atentos al diagnóstico, ya que retrasar la inclusión del tratamiento puede tener graves consecuencias. Afortunadamente, la producción de vacunas y su introducción en el calendario de vacunación contribuye a minimizar el riesgo de que los niños enfermen.
Causas de la neuroinfección en los niños
Las neuroinfecciones están causadas por diversos microorganismos. Los virus son los responsables más frecuentes de la meningitis y, entre ellos, principalmente los del género enterovirus. La meningitis bacteriana ocupa el segundo lugar en cuanto a frecuencia. En este caso, dependiendo de la edad, la causa pueden ser diferentes bacterias. Así, en los recién nacidos predominan las infecciones causadas por Streptococcus agalactiae, Escherichia coli o Listeria monocytogenes. En los niños mayores, en cambio, predominan las infecciones por Neisseria meningitidis (es decir, meningococos), Streptococcus pneumoniae (es decir, neumococos) y Haemophilus influenzae. La meningitis fúngica también se da en niños con inmunodeficiencias y comorbilidades graves.
La causa de la encefalitis también suelen ser los virus, entre los que se incluyen los del grupo del herpes (herpes, citomegalovirus, varicela o herpes zóster), el sarampión, la rubéola, las paperas, la gripe y los virus de la paraplejía.
¿Cómo se desarrolla una neuroinfección?
La meningitis es una afección inflamatoria que afecta a las meninges aracnoideas, el líquido cefalorraquídeo del espacio subaracnoideo y las meninges blandas, directamente adyacentes al cerebro o la médula espinal. En la mayoría de los casos, la entrada del patógeno en el sistema nervioso se produce a través del torrente sanguíneo. Esto significa que el microorganismo entra en el cuerpo, por ejemplo, por la vía de las gotitas, entra en la sangre y, a través de los vasos que suministran sangre al sistema nervioso, llega a las meninges, provocando su inflamación. La infección directa puede producirse a través del contacto entre el líquido cefalorraquídeo y el medio externo. Esto ocurre, por ejemplo, en presencia de una hernia meníngea no cubierta por la piel, tras un traumatismo o una neurocirugía. Por desgracia, debido a la gran proximidad entre las estructuras de la cabeza y el cuello, las infecciones pueden propagarse fácilmente al sistema nervioso desde los tejidos circundantes. Por eso son tan importantes el diagnóstico y el tratamiento adecuados de la sinusitis o las infecciones del oído medio, frecuentes en los niños.
Por otro lado, la encefalitis, que es una inflamación que afecta tanto a la materia blanca como a la gris del cerebro junto con diversas estructuras, suele ser una complicación de la meningitis, que no se diagnosticó a tiempo o recibió un tratamiento equivocado. En casos más raros, la encefalitis se produce de forma aislada.
Síntomas de la neuroinfección en niños según la edad
Los síntomas de la neuroinfección varían considerablemente según la edad. En el caso de los recién nacidos y los lactantes, los cuidadores informan con mayor frecuencia de cambios en el comportamiento de los niños. Se vuelven irritables o letárgicos y el primer síntoma pueden ser alteraciones del apetito, como trastornos de la succión. En algunos niños, éstos van acompañados de vómitos y diarrea, que conducen rápidamente a la deshidratación. En los niños más pequeños, rara vez se observa fiebre e incluso puede bajar la temperatura corporal. Los síntomas meníngeos típicos, como la rigidez del cuello, son igualmente raros y predominan los síntomas cerebrales (convulsiones, paresia, parálisis de los nervios craneales, nistagmo). En uno de cada tres lactantes puede observarse una palpitación de la fontanela aún no desarrollada.
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Los síntomas de la neuroinfección en niños mayores son más típicos. Los niños en edad preescolar o escolar se quejan de dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Suelen ir acompañados de fiebre persistente. Además, se observan síntomas meníngeos como rigidez en el cuello. El curso de la infección también depende del agente patógeno que la haya causado. En el caso de las infecciones meningocócicas, puede ser fulminante y un niño que estaba completamente sano unas horas antes se encuentra en un estado grave. Las infecciones causadas por Haempohilus influenzae son más a menudo insidiosas y van precedidas de una infección respiratoria aparentemente trivial.
Diagnóstico de las enfermedades infecciosas del sistema nervioso
Como ya se ha mencionado, los síntomas de una neuroinfección pueden ser muy inespecíficos y requieren vigilancia por parte del médico. El diagnóstico de las infecciones del sistema nervioso debe realizarse en el medio hospitalario. En primer lugar, se extrae sangre para realizar análisis. Se realiza un hemograma, se determinan los marcadores inflamatorios y se llevan a cabo pruebas microbiológicas. Sin embargo, el patrón oro para el diagnóstico sigue siendo la punción lumbar, que consiste en pinchar la piel y las meninges duramadre y aracnoidea y recoger líquido cefalorraquídeo. A continuación, se evalúan inicialmente la presión a la que fluye, su color y su claridad, y después se realizan análisis más detallados.
La sospecha de encefalitis se verifica a partir del examen del paciente y de sus síntomas, así como realizando una punción lumbar. En determinadas situaciones, el diagnóstico puede ampliarse para incluir una resonancia magnética o una evaluación de la función bioeléctrica cerebral (estudio EEG).