Malformaciones uterinas: causas y descomposición

Un útero normal tiene forma de pera. Se compone de tres partes: el cuerpo, el istmo y el cuello uterino. El cuerpo tiene dos cuernos, cada uno conectado a su correspondiente trompa de Falopio, mientras que el cuello uterino está estabilizado por la cúpula vaginal.

Los defectos anatómicos del útero se dan en aproximadamente el 3% de la población femenina de Polonia. Son el resultado de anomalías en el desarrollo del aparato reproductor cuando aún se encuentra en la fase de organogénesis fetal. Es entonces cuando los conductos pares de Muller*, se unen para formar las trompas de Falopio, el útero y la parte superior de la vagina. Si este proceso se altera, pueden desarrollarse una serie de defectos que afectan en mayor o menor medida a la vida de la mujer.

En general, existen siete defectos básicos del útero:

• Úterounicorne: en este caso, sólo se ha desarrollado un cuerno uterino y una trompa de Falopio conectada a él,
• útero unicornecon un cuerno vestigial - además del útero unicorne, se ha desarrollado un segundo cuerno uterino de construcción anormal con una trompa de Falopio disfuncional,
• Útero unicorne con un cuerno vestigial con una cavidadno comunicante - se ha desarrollado un segundo cuerno uterino vestigial con una cavidadno comunicante,
• Útero unicorne con cuerno vestigial con cavidad comunicante - el segundo cuerno uterino desarrollado vestigialmente tiene una cavidadcomunicada con el útero,
• Úterodoble - la más rara de las malformaciones congénitas del útero. Se han desarrollado dos úteros con dos cérvix (¡a veces incluso dos vaginas o una vagina dividida!),
• úterobicorne - de estructura similar al útero doble, salvo que hay un cuello uterino detrás del cual se han desarrollado dos cuerpos uterinos casi completos,
• úterotabicado - defecto que afecta a un útero único cuya cavidad está dividida por un tabique incompleto.

foto: panthermedia

Malformaciones uterinas - impacto en la fertilidad

La génesis del desarrollo de cada uno de los defectos mencionados es diferente, pero su impacto en la fertilidad de la mujer es muy similar. Aunque no todos los estudios científicos aleatorizados** lo confirman, se reconoce que las malformaciones congénitas del útero no afectan a la capacidad de quedarse embarazada. Esto se debe a que la fecundación del óvulo propiamente dicha sigue teniendo lugar en la trompa de Falopio y, si su estructura es normal, este proceso se desarrolla sin problemas. Sin embargo, el fracaso reproductivo puede producirse ya en la fase de implantación del embrión en el endometrio***. Aún más problemática suele ser la incapacidad de la mujer para mantener el embarazo.

Para ilustrar mejor los problemas asociados a los defectos uterinos, utilicemos el ejemplo de una paciente en edad fértil con un útero doble. En la práctica, este defecto significa que los conductos de Müller no se han fusionado y se ha desarrollado un útero separado de cada uno de ellos, normalmente más pequeño y menos vascularizado. Un feto en un útero tan anormalmente construido tiene un espacio limitado para crecer, lo que puede conducirle finalmente a la muerte. Otros factores importantes que empeoran las posibilidades de gestación, en este caso, pueden ser las anomalías en el riego sanguíneo y la estructura vascular del útero, el aumento de la excitabilidad y la contractilidad del músculo uterino o la insuficiencia cervicovaginal. En los casos en que el feto no aborta, puede producirse a su vez el desarrollo de anomalías congénitas en el bebé, una reducción de su peso o un mayor riesgo de necesidad de cesárea debido a una posición anómala del bebé en el útero.