El vino, y las variedades tintas en particular, se ha recomendado como remedio para diversas enfermedades desde la antigüedad, pero no fue hasta el desarrollo de la ciencia que se pudo investigar a fondo esta maravillosa bebida en busca de sus propiedades específicas para la salud. Resulta que, consumido con regularidad, el vino puede contribuir a prolongar la esperanza de vida, reforzar el sistema inmunológico, inmunizar contra diversos tipos de cáncer, mejorar la salud mental y tener un efecto positivo sobre la función cardiaca. ¿A qué se debe su efecto casi "milagroso" sobre el cuerpo humano?
"Todo es veneno y nada es veneno, porque sólo la dosis hace el veneno". - Este famoso dicho se atribuye al padre de la medicina moderna, Paracelso, y parece encajar excepcionalmente bien con el consumo de alcohol. Se dice que un "consumo moderado de vino" puede tener beneficios para la salud, pero ¿qué significa esto realmente? ¿Cuánto vino se puede beber de una vez para que esa cantidad tenga los beneficios prometidos? Naturalmente, la respuesta es una cuestión muy individual y depende del peso, la edad, el sexo, el físico y el estado de salud de cada uno, así como de si el consumo se realiza con el estómago vacío o después o durante una comida. Sin duda, merece la pena señalar que las mujeres asimilan el alcohol mucho más rápido que los hombres debido al porcentaje de agua en el organismo y a los diferentes niveles de enzimas digestivas, por lo que un "consumo moderado" en el caso del género femenino significará menos bebidas alcohólicas.
Según las Guías Alimentarias de EE.UU., publicadas en 2010, el consumo moderado para las mujeres significa "hasta una bebida al día", para los hombres el límite superior es de "dos bebidas". Según los investigadores británicos, las mujeres pueden beber regularmente no más de 2-3 unidades de alcohol al día, mientras que los hombres no pueden beber más de 3-4 unidades, de las cuales "unidad" se define como 10 ml u 8 g de alcohol puro. 250 ml de vino tinto con un porcentaje del 12% contienen, por tanto, aproximadamente 3 unidades de alcohol, mientras que un vaso mediano, de 175 ml, contiene 2 unidades de alcohol según este tipo de conversión.
El milagro del resveratrol
El resveratrol es un ingrediente que se encuentra en plantas como las uvas, los arándanos, las frambuesas y los cacahuetes. Su función principal es contrarrestar las bacterias y los hongos, así como proteger contra la radiación ultravioleta. El vino tinto lo contiene en mayor cantidad porque en el proceso de fermentación se utilizan hollejos de uva, que contienen este compuesto químico. Las propiedades saludables del vino se basan en gran medida en su contenido en resveratrol, que tiene un efecto muy fuerte y positivo sobre la memoria, la función cerebral, la función cardiaca, la función ósea y, según algunos, puede incluso mejorar la sensibilidad a la insulina.
Así que echemos un vistazo a los ejemplos recopilados de los efectos positivos del vino en el cuerpo humano... y el alma.
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Reducción del riesgo de depresión
Datos recogidos en universidades españolas y publicados por CMO Medicine demostraron que el consumo regular y moderado de vino puede reducir el riesgo de depresión. Estudiaron a 2.683 hombres y 2.822 mujeres de entre 55 y 80 años durante un periodo de siete años. Los participantes en el estudio debían rellenar un cuestionario dos veces al año, que incluía datos dietéticos, incluidos detalles sobre el consumo de alcohol y la salud mental. Según los datos recogidos, los hombres y mujeres que bebían entre dos y siete vasos de vino a la semana tenían muchas menos probabilidades de ser diagnosticados de depresión en comparación con los que no consumían vino, y este índice no varió incluso después de excluir otros factores relacionados con el estilo de vida.
Prevención del envejecimiento y la demencia senil
Los investigadores de Harvard confirman que el vino tinto tiene propiedades que favorecen la ralentización del proceso de envejecimiento. Esta hipótesis tiene una larga historia, pues ya en los monasterios medievales de Europa existía la teoría de que los monjes que consumían vino con regularidad, aunque en cantidades moderadas, vivían más que el resto de la población. La razón de ello podría ser el mencionado resveratrol, considerado el elixir de la juventud. El director del estudio, David Sinclair, afirma además que el resveratrol también mejora la salud de los ratones que siguen una dieta rica en grasas. Tampoco es desdeñable la procianidina del vino, que ayuda a proteger las venas. El vino forma parte de la dieta diaria de los habitantes de Creta y Cerdeña, famosos por su larga vida. Las variedades de esta bebida de las regiones de Cerdeña y del suroeste de Francia son especialmente ricas en taninos, que afectan al sistema cardiovascular.
Otro punto positivo es el efecto del vino en la prevención de la demencia senil. Los datos recogidos desde 1977 en la Universidad de Medicina de Loyola entre residentes de 14 países confirman que la incidencia de la demencia es menor entre los bebedores habituales de vino. Al igual que sus colegas de la Universidad de Harvard, sugieren que el resveratrol del vino, que afecta positivamente a las plaquetas y ayuda a mantener sanos los vasos sanguíneos, contribuye a ello. Tanto el vino blanco como el tinto contienen esta sustancia química, pero el vino tinto contiene mucha más cantidad, ya que durante la elaboración del vino tinto hay un contacto más prolongado con los hollejos de la uva que durante la elaboración del vino blanco. Al mismo tiempo, el director del estudio, Edward J. Neafsay, afirma que esto no significa que los no bebedores deban empezar a consumir alcohol de repente, sino que hace hincapié en que el consumo regular y moderado de alcohol puede tener beneficios para la salud. Su estudio también señala que las personas que consumen alcohol tienen un 23% menos de riesgo de demencia en comparación con las que nunca lo consumen.
