Para las mujeres que buscan un remedio natural para tratar la menopausia, los fitoestrógenos son una alternativa importante. Se cree que los fitoestrógenos utilizados de forma crónica reducen el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer (cáncer de mama, cáncer de intestino, cáncer de próstata y enfermedades cardiovasculares. Hasta la fecha se han identificado muchas clases de fitoestrógenos, como los lignanos y las isoflavonas. Las distintas clases de fitoestrógenos se encuentran en mayor o menor cantidad en la mayoría de las plantas. Podemos atribuir a cada clase individual las plantas en las que un tipo concreto de fitoestrógeno se encuentra en cantidades particularmente elevadas. Por ejemplo, los cereales se consideran la principal fuente de lignanos.

Estructura de los fitoestrógenos

Los fitoestrógenos tienen una estructura similar a la de los estrógenos femeninos segregados por el ovario. Se les atribuyen efectos tanto agonistas como antagonistas de los estrógenos. De todas las fitohormonas, las isoflavonas tienen la acción estrogénica más fuerte. Aunque esta acción no es tan fuerte como la del 17β-estradiol, entre las poblaciones cuya dieta es rica en legumbres y verduras, la cantidad de isoflavonoides en el organismo puede ser miles de veces superior a la de los estrógenos esteroideos. Los isoflavonoides compiten entonces con los estrógenos endógenos por el acceso a los receptores celulares - si la concentración de estrógenos endógenos es elevada, los isoflavonoides pueden presentar propiedades antiestrogénicas. Cuando la concentración de estrógenos endógenos es baja (por ejemplo, durante la menopausia en las mujeres) las isoflavonas pueden tener un efecto estrogénico.

¿Cuáles son las características de las isoflavonas?

Las isoflavonas se caracterizan por la selectividad tisular de sus efectos agonistas y antagonistas. Esto se debe a que existen dos tipos de receptores de estrógenos en las células, los receptores α y los receptores β. Los receptores α son los principales en los tejidos mamarios y uterinos, mientras que los receptores β predominan en los huesos y el sistema cardiovascular. El estradiol tiene afinidad por ambos tipos de receptores, mientras que las isoflavonas "prefieren" los receptores de tipo β. Los fitoestrógenos exhiben una amplia variedad de acciones al actuar no sólo a través de los receptores de estrógeno , sino también a través de la actividad metabólica.

Se han realizado muchos experimentos para investigar el efecto de las isoflavonas sobre el síntoma más común que se produce durante la menopausia, es decir, el rubor paroxístico de la cara. Numerosos resultados del grupo de los fitoestrógenos muestran efectos positivos contra estos síntomas: con un aumento de la ingesta de isoflavonas, puede reducirse la frecuencia de las molestias vasomotoras.

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Una revisión de los datos clínicos y epidemiológicos sugiere que las isoflavonas pueden tener efectos anticancerígenos. Algunos experimentos demuestran que los fitoestrógenos pueden reducir el riesgo de cáncer de mama e incluso tener un efecto preventivo. Este es principalmente el caso de las mujeres con múltiples factores de riesgo como un estilo de vida sedentario, la obesidad o el uso de estimulantes. Los datos epidemiológicos indican que en las poblaciones femeninas con una ingesta elevada de isoflavonas, el riesgo de cáncer de mama es mucho menor. Además, parece que las isoflavonas pueden ejercer un efecto antiestrogénico al competir con el estradiol por los sitios de unión, inhibiendo así el crecimiento de las células dependientes del estradiol. Además, pueden estimular la SHBG en el hígado, reduciendo así la cantidad de estradiol libre en el suero.