El efecto particular de nuestro entorno sobre nuestro bienestar o malestar fue descubierto por los chinos hace 4000 años. Llamaron a esta extensa ciencia feng shui, que significa viento y agua. Para los chinos, el viento es la energía que trae el agua, sin la cual nada crece, pero al mismo tiempo, demasiado viento puede destruir y una inundación puede sumergir los campos, así que se trata de armonía y cooperación entre las fuerzas que nos afectan.

El feng shui trata de vivir en armonía con las fuerzas de la naturaleza, una mente humana sana, un sentido de la belleza y la estética, así como del orden y la funcionalidad. El fengshui es también un arte que trata de calmar, estimular, equilibrar y encontrar el justo medio. La colocación de ciertos objetos, como los espejos, en las habitaciones de la casa no carece de significado.

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Según el feng shui, un espejo en el dormitorio, por ejemplo, tiene un efecto estimulante en el amor, pero durante el sueño debe estar cubierto y no debe situarse frente a la cama (por ejemplo, en el armario). No carece de importancia para el feng shui el lado de la cama en el que dormimos. Los chinos dicen que un hombre debe acostarse siempre sobre su lado izquierdo, para que se le reconozca y se le necesite en su papel.