Publicidad:

¿Es el MEP tan temible como lo pintan?

Puedes leer este texto en 7 min.

¿Es el MEP tan temible como lo pintan?

panthermedia

Dolor durante la menstruación

El MEP es una afección a la que se enfrentan muchas mujeres en edad reproductiva. Existen muchos estudios, tanto transversales como centrados en casos seleccionados, que apuntan a ciertos patrones asociados a la aparición de síntomas. Para realizar un diagnóstico deben cumplirse criterios estrictos. Existen varios enfoques terapéuticos que siguen un régimen específico. Además de la farmacología y la cirugía, también existen formas alternativas de tratamiento.

Publicidad:

El PEM (síndrome premenstrual) es un estado cíclico de alteración somática o psicopatológica que está relacionado con la presencia del cuerpo lúteo y el efecto de los metabolitos de los esteroides ováricos sobre los niveles y la actividad de los neurotransmisores. El PEM, en la gama de formas en que se manifiesta, incluye unos 150 síntomas diferentes, de los cuales las mujeres en edad fértil experimentan, en la mayoría de los ciclos, al menos unos cuantos en intensidad variable.
Hasta la fecha, se han realizado muchos estudios sobre el MPE, tanto transversales como centrados en casos seleccionados. Los patrones que se han encontrado se refieren principalmente a una disminución de la gravedad del síntoma con la edad y a un descenso de la incidencia durante el uso de anticonceptivos hormonales. Sin embargo, mucho depende de las características individuales y de la sensibilidad.

Criterios de diagnóstico del MEP

Según una decisión de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el MEP figura actualmente en la lista de trastornos ginecológicos, como trastornos genitales femeninos.

El ACOG (Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos), señala que deben aplicarse unos criterios diagnósticos específicos para que se diagnostique el MEP y se emprenda la terapia adecuada. Según esto, debe estar presente al menos un síntoma del grupo de síntomas psiquiátricos o al menos uno del grupo de síntomas físicos. La cronología de los síntomas tampoco es insignificante, a saber, deben aparecer 5 días antes del inicio de la menstruación, en cada uno de los tres ciclos anteriores, y deben aliviarse hasta 4 días después del primer día de sangrado. Otra presunción es que ninguno de los síntomas, debe reaparecer hasta al menos el día 13 del ciclo menstrual. Además, no puede utilizarse farmacoterapia ni medicación hormonal, y debe descartarse el consumo de alcohol o drogas antes de la aparición de los síntomas. Si se cumplen todos los criterios mencionados, se puede diagnosticar el MPE.

Los síntomas en cuestión, necesarios para realizar un diagnóstico específico, incluyen síntomas físicos y psicológicos.

Entre los síntomas físicos se encuentran la tensión mamaria, la hinchazón abdominal, los dolores de cabeza o la hinchazón de las extremidades. Los síntomas mentales incluyen depresión, ataques de ira o irritabilidad, confusión, desasosiego, ansiedad y alienación o retraimiento de la vida social.

Terapia

Ante todo, siempre debe plantearse un cambio de estilo y de vida. Esto significa, sobre todo, aumentar la actividad física, cambiar a una dieta sana y asegurarse de que las comidas son regulares y, si es necesario, reducir el peso corporal. Además, también merece la pena intentar minimizar el estrés. Si la EMP conlleva síntomas en forma de síntomas psicóticos, debe consultarse la terapia con un psiquiatra. También es útil llevar un diario en el que se anote el empeoramiento de los síntomas, lo que da una medida de si la terapia aplicada está teniendo el efecto deseado.

Existe un régimen terapéutico que divide las intervenciones terapéuticas en determinadas etapas.

La primera es la terapia de primera línea, que implica la inclusión de ejercicio, el uso de terapia cognitivo-conductual, acupuntura, la introducción de suplementos dietéticos o la píldora anticonceptiva hormonal.

La terapia desegunda línea es la inclusión del tratamiento con estradiol y progesterona, que puede abordarse mediante el uso de un DIU que libere las sustancias activas.

La terapiade tercera línea es el uso de análogos de la GnRH + terapia add - back.

El cuarto y último paso del tratamiento, es la extirpación del útero con extirpación bilateral de los anexos y el uso de terapia hormonal.

Terapia hormonal

La progesterona natural ha sido la más utilizada en el tratamiento del PEM, basándose en la teoría de que existe una deficiencia de progesterona en el organismo durante el periodo premenstrual. Sin embargo, existen varios estudios al respecto que no avalan su eficacia.

Otro tipo de terapia hormonal es la píldora anticonceptiva oral, que contiene la sustancia activa drospirenona. Los resultados de los estudios realizados sobre esta terapia, demuestran que es muy eficaz, pero con resultados mucho mejores cuando se utiliza de forma continuada frente a la terapia tradicional 21/7. Aunque la píldora anticonceptiva en sí tiene muchos aspectos positivos, sobre todo profilácticos, también tiene sus efectos secundarios, lo que es motivo para seguir investigando clínicamente sobre su eficacia y seguridad.


foto: panthermedia

Otra opción terapéutica es la administración transdérmica de estradiol. También se puede recurrir a un implante subcutáneo que libera progesterona de forma gradual o al uso de un parche anticonceptivo. Este tipo de terapia es eficaz para aliviar los síntomas del PEM grave, pero el uso de dosis elevadas de estradiol no está indicado debido a la insuficiencia de ensayos clínicos y a los posibles y graves efectos secundarios.

El tratamiento con análogos de la GnRH, debe considerarse con sumo cuidado y sólo se recomienda a las pacientes con los síntomas más graves de MEP. No se recomienda el uso precoz de análogos, ni el tratamiento con ellos debe durar más de seis meses. El control cíclico de la densidad ósea, la inclusión de ejercicio y una dieta adecuada son esenciales en este caso, ya que la toma de análogos puede implicar efectos secundarios peligrosos y remotos.