Hay muchos factores que influyen en nuestra salud, como la dieta, la actividad física, la higiene, etc. ¿Se encuentran nuestra educación y lugar de residencia entre estos factores?
La menor esperanza de vida asociada a una menor educación se observa en los residentes rurales. El mayor riesgo de vida se encuentra en los que tienen educación primaria o profesional básica y el menor en los que tienen educación terciaria.
Las diferencias de mortalidad según la educación son mayores en los hombres que en las mujeres. Las personas con un mayor nivel educativo tienen menos probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares que las que tienen un menor nivel educativo.
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La mayor esperanza de vida de las personas mejor educadas puede explicarse por una mejor alimentación y una mayor concienciación sobre los comportamientos saludables. Sin embargo, la mayor esperanza de vida y la exposición frecuente al estrés se traducen, por desgracia, en una mayor incidencia del cáncer.