El autor expone los factores que favorecen la pérdida de peso y los que la dificultan.
Una afirmación popular es que todo empieza en la mente. Esto significa que la forma en que nos sentimos, nos vemos e incluso nos comportamos depende de la forma en que pensamos. Esto también lo confirma la ciencia. Una determinada forma de pensar, es decir, la actitud correcta, facilita el éxito en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Esto se aplica a la comunicación con la pareja, la educación de los hijos, el trabajo profesional y también - la pérdida de peso. Por supuesto, lo más importante para recuperar y mantener un peso corporal saludable es una dieta adecuada y la actividad física. Sin embargo, se necesita cierta actitud, o enfoque, para poner en marcha el comportamiento deseado. Hay muchas razones por las que el enfoque de la pérdida de peso puede no ser el adecuado: conocimientos insuficientes o falsos, experiencias desagradables, emociones negativas derivadas, por ejemplo, de prejuicios o de estar sometido a un estrés prolongado. Las creencias suelen adoptar la forma de afirmaciones, que pueden pronunciarse en voz alta, presentarse sólo como pensamientos u ocultarse en zonas inconscientes de la psique. Las creencias positivas mejoran el estado de ánimo, dan energía, motivan y dirigen la acción. De este modo, dan a la pérdida de peso la posibilidad de ser eficaz, es decir, sostenible y beneficiosa para la salud.
Tengo control sobre cuánto peso
Las creencias sobre las causas de una situación determinan en gran medida la motivación para actuar. Muchas personas con sobrepeso tienden a culpar a factores que escapan a su control: los genes, las hormonas, un metabolismo anormal o el estrés. Así, la convicción de cambiar su propio peso es muy débil en estas personas. El resultado es la búsqueda de una solución externa: un medicamento milagroso, una fórmula mágica, la hipnosis o un tratamiento específico. Mientras tanto, las investigaciones demuestran que sólo el 5% de los casos de obesidad tienen su origen en un organismo disfuncional (por ejemplo, el hipotiroidismo) y requieren una intervención farmacológica. El 95% restante de los casos se debe a un estilo de vida inadecuado y la única manera eficaz de cambiar la situación es modificar los hábitos desfavorables existentes. Si los exámenes médicos no confirman ningún cambio patológico en el organismo que provoque un aumento de peso, merece la pena echar un vistazo a las propias creencias sobre las causas del sobrepeso y trabajar sobre ellas. Estas creencias tienen un impacto directo en el comportamiento. Se trata sobre todo de dichos, proverbios o mensajes familiares sobre la comida, la apariencia y la obesidad. ¿Fomentan un estilo de vida saludable? ¿Transmiten la posibilidad de que las personas influyan y dirijan sus vidas? ¿O promueven otros valores y agendas? Merece la pena identificar de forma racional y honesta hasta qué punto tenemos influencia sobre nuestras vidas y hacer los cambios apropiados en ese ámbito, y qué área está realmente fuera de nuestra influencia. Reflexionar sobre esto a menudo lleva a conclusiones algo diferentes de lo que uno podría pensar en un principio.
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Me gusto y quiero cuidarme
La gran mayoría de las personas que pretenden perder peso tienen una opinión muy negativa de sí mismas, y especialmente de su propio aspecto. Cuando oyen la sugerencia de que tienen que aceptarse a sí mismas, lo asocian con el odio a sí mismas y la falta de motivación para adelgazar. Sin embargo, además de los extremos del autoodio y el autodesprecio, existe la llamada media de oro. Es la autoconciencia, es decir, conocer tanto las cualidades propias como las cualidades y comportamientos que merece la pena cambiar en uno mismo. Negarse a uno mismo en general provoca desánimo y depresión y desmotiva a la acción. En cambio, el discernimiento racional de los puntos fuertes y débiles favorece los cambios deseados y hace que uno sea consciente de los recursos de que dispone. Una actitud constructiva hacia uno mismo y la pérdida de peso recuerda a la de un padre sabio que, cuando cría a un hijo, combina la amabilidad, el cuidado y la recompensa con normas y requisitos claramente definidos. A pesar de su gran amor, no accede a todos los caprichos del niño, sino que dispensa los deberes y los placeres de una manera específica, teniendo en cuenta el bienestar y el desarrollo del niño. Merece la pena examinar las creencias sobre uno mismo y sustituir las negativas por otras más fortalecedoras. Perder peso no tiene por qué parecerse a una guerra, puede ser el comienzo de un hermoso viaje en una compañía interesante: usted misma.