Desde 1980, cada vez se registran más casos de alergias, asma, TDAH y autismo entre los niños. Algunas estadísticas hablan de un aumento del 50% de estos trastornos en los últimos 20 años. Cada vez hay más niños con dislexia y diversos tipos de problemas escolares. Según algunos científicos y médicos, el problema radica en un desequilibrio del ecosistema interno y del intestino ("desprecintado de barreras"). Esto se debe a cambios en el entorno externo, el estilo de vida, la dieta, la exposición del niño a toxinas y el estrés crónico.
Recientemente se ha oído que el intestino es nuestro segundo cerebro, ¿por qué?
La teoría afirma:
- la comunicación entre el intestino y el cerebro
- el papel del nervio vago,
- el sistema neurohormonal en el intestino.
¿Qué es el nervio vago?
Es el nervio craneal más largo. Se ganó su nombre por el extenso recorrido a lo largo del cual 'vaga' de un lugar a otro, enviando fibras nerviosas desde el tronco encefálico a los órganos internos. Proporciona una comunicación bidireccional entre el cerebro y el "resto del cuerpo".
El nervio vago es el centro de la parte parasimpática (sistema parasimpático) del sistema autónomo.
Al comunicar los impulsos nerviosos a cada órgano, supervisa un gran número de procesos vitales:
- regula la memoria, la respiración, el corazón
- inicia un estado de relajación
- alivia los procesos inflamatorios,
- asegura la comunicación entre los intestinos y el cerebro
foto: panthermedia
Conexión intestino-cerebro
El intestino tiene más de 100 millones de neuronas (igual que el cerebro), que funcionan de forma más o menos independiente. Una rica red de terminaciones nerviosas en la pared intestinal envía señales al cerebro a través del nervio vago. Según las investigaciones, la transmisión de señales del intestino al cerebro influye en el desarrollo de las capacidades cognitivas y el estado de ánimo.
El sistema nervioso del intestino utiliza más de 30 neurotransmisores (la serotonina, un importante neurotransmisor utilizado por el cerebro, se produce en un 80% en el intestino delgado) que influyen en el estado de ánimo y el comportamiento, por lo que cuando ocurre algo en el intestino, el cerebro reacciona rápidamente.
La inflamación o infección en el intestino afecta a los cambios en la estructura cerebral. El sistema digestivo puede enviar señales inflamatorias al cerebro a través del nervio vago. A través de un "intestino permeable", las sustancias tóxicas pueden atravesar la barrera hematoencefálica, causando daños cerebrales.