Sin embargo, es posible llevar una vida normal con la enfermedad, sin renunciar al trabajo, la actividad física o el contacto con los amigos.

Esclerosis múltiple y actividad física y lesiones

No existen contraindicaciones para la actividad física en pacientes con esclerosis múltiple, especialmente en las primeras fases de la enfermedad. Se debe motivar al paciente para que practique el deporte que le gusta, ya que ayuda a mantener la movilidad general, desempeña un papel importante en la rehabilitación fisiológica, aumenta la autoestima, convence de las propias capacidades, tiene un efecto terapéutico e influye en la actitud positiva del paciente.

Con el tiempo y a medida que avanza la enfermedad, ciertas actividades físicas cambian y se hacen menos frecuentes a medida que la enfermedad progresa y aparecen los síntomas asociados. En esta fase, la forma de actividad física debe adaptarse al estado general del paciente y a sus capacidades. Debe prestarse especial atención a la actitud mental del paciente.

Natación

La natación y todos los ejercicios realizados en el agua son actividades físicas especialmente recomendables. Estos ejercicios no suponen una carga para el paciente y no provocan lesiones ni daños en el cuerpo. En el agua, todos los músculos están activos, el paciente puede incluso mover un miembro con inercia (el peso del cuerpo es menor en el agua), aliviar los músculos doloridos y practicar el equilibrio. El efecto calmante y relajante de estar en el agua es muy importante.

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Paseos

Caminar y andar con bastones es otra actividad muy útil. Deben ser regulares y, lo que es importante, pueden ir acompañados de amigos y conocidos. Cuando camina, todos sus músculos trabajan y, lo que es más importante, su cuerpo libera hormonas de la felicidad (serotonina y endorfinas). Esto tiene un efecto muy positivo en nuestra perspectiva, estado de ánimo y actitud hacia nosotros mismos y el mundo.