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Causas del fracaso en la pérdida de peso parte 2

Monika Bąk-Sosnowska, doctora Departamento de Psicología SUM, Clínica Primodium de Katowice

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Causas del fracaso en la pérdida de peso parte 2

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Comer dulces

El autor analiza las causas más comunes de los fracasos en la pérdida de peso

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Otra trampa del pensamiento es suponer que perder peso consiste en 'ponerse en orden', y que una vez conseguido esto la persona puede volver a su antiguo estilo de vida sin dejar de estar delgada. Llevar a cabo el llamado 'tratamiento para adelgazar' implica un esfuerzo extenuante pero limitado en el tiempo. A veces este tiempo está predeterminado, como en el caso de las dietas específicas (por ejemplo, "¡5 kilos en una semana!", "¡10 kilos en tres semanas!", etc.), otras veces está vinculado a la consecución de una pérdida de peso concreta ("hasta que pierda 7 kilos"). El objetivo en ambos casos se convierte en conseguir el número correcto en la báscula. Aunque la pérdida de peso vaya acompañada de muchos sacrificios, a veces éstos se mitigan con la cuenta atrás hasta el "final" de la dieta y fantaseando con la figura de los sueños y dándose un festín con productos "prohibidos" durante la dieta.
La consecuencia natural es poner fin a la dieta cuando se ha alcanzado el peso objetivo, o cuando continuar la dieta resulta demasiado pesado e infructuoso. Se produce entonces una vuelta a la llamada alimentación "normal". Esto se reduce a una vuelta a los viejos hábitos alimentarios poco útiles y al cese de la actividad física, si es que se ha introducido. Como resultado -en un periodo de tiempo más o menos largo- el peso vuelve al punto de partida y a veces lo supera significativamente, lo que se ha denominado el "efecto yo-yo".
Las actitudes negativas, las creencias poco realistas y las ideas erróneas no favorecen el éxito del tratamiento de la obesidad. Esta situación se asemeja a emprender un viaje con un mapa anticuado, un coche inoperativo y a un lugar que parece muy diferente en la realidad que en los cuentos.
Circunstancias desfavorables
Se suele decir que querer es poder hacer, por lo que si una persona realmente se preocupa por algo, es capaz de lograr su objetivo. En el tratamiento de la obesidad, la mayor influencia en el éxito es, por supuesto, el propio paciente: su actitud y el cumplimiento de las recomendaciones. Sin embargo, no se puede pasar por alto la importancia de otros factores: el entorno social, la salud general o las condiciones económicas.
Por lo general, las dietas dificultan el desenvolvimiento en situaciones sociales. Las personas que adelgazan suelen sentir una gran incomodidad asociada a sus restricciones alimentarias. Resulta especialmente difícil asistir a reuniones sociales en las que la comida es el principal atractivo (por ejemplo, fiestas, barbacoas) o negarse cuando a uno le sirven comida ceremonialmente (por ejemplo, celebraciones de empresa, cenas de invitados). Las personas que sufren pérdida de peso desarrollan una serie de estrategias para hacer frente a estos impedimentos: evitación (negarse a asistir a reuniones sociales), sumisión (interrumpir la dieta mientras dure la reunión social), confrontación (comunicar oficialmente la pérdida de peso y las restricciones dietéticas adoptadas), excusas (explicar la falta de apetito, dolencias estomacales).
Este tipo de comportamiento puede ser eficaz, pero tiende a causar un gran malestar a la persona que lo utiliza y, a menudo, a otras personas de la compañía. Además, no son sostenibles a largo plazo, ya que dan lugar a una persistente sensación de "otredad", de sentirse herido, de estar restringido, de estar excluido de la vida social. En este caso, también es importante la actitud de las personas cercanas a la persona que ha perdido peso: familia, amigos, conocidos. Puede adoptar la forma de apoyo social, como comprensión, ánimo, elogios, preparación de comidas bajas en calorías, etc. Sin embargo, también puede implicar disociación. Sin embargo, también puede implicar la desaprobación e incluso el desánimo o el acoso de la persona que adelgaza.
Recordar fracasos anteriores, exponerse a tentaciones dietéticas o minimizar los efectos pueden disuadir eficazmente de perder peso incluso a la persona más motivada inicialmente. El impacto más negativo procede de las actitudes negativas de la familia. Las acusaciones de excesivo cuidado personal (por ejemplo, salir a hacer gimnasia, pasear, arreglarse) o de gastar dinero en uno mismo (por ejemplo, en comida baja en calorías, piscina, ropa nueva) pueden ser muy dolorosas, especialmente para las mujeres.
Otra circunstancia que dificulta el éxito del tratamiento de la obesidad es la presencia de enfermedades concomitantes, tanto somáticas como psicológicas. Las enfermedades del organismo pueden perjudicar claramente el funcionamiento general, empeorar el estado de ánimo, requerir el uso de fármacos que aumenten el apetito, dificultar o imposibilitar la actividad física, etc. Sin embargo, también hay una serie de trastornos relacionados con la psique o las emociones que pueden impedir igualmente la pérdida de peso. Entre ellos se encuentran la depresión, la neurosis, la bulimia psicológica, el síndrome del comedor compulsivo, el síndrome del comedor nocturno, entre otros. Si se presentan tales dolencias, es aconsejable tratarlas en primer lugar y sólo en segundo lugar iniciar un tratamiento de pérdida de peso. De lo contrario, la eficacia del tratamiento emprendido puede resultar muy baja y desproporcionada con respecto a los esfuerzos realizados.
También hay que mencionar las condiciones materiales, que son un factor importante que favorece o dificulta la pérdida de peso. Los recursos económicos limitados dificultan la compra de ciertos alimentos, especialmente cuando la persona que adelgaza tiene que ocuparse de la dieta diaria de toda la familia y preparar las comidas de tal manera que los fondos limitados cubran las necesidades de todos los miembros del hogar. También el uso de actividades físicas de pago, como la piscina o el aeróbic, se hace más difícil, al igual que la compra de ropa nueva cuando el peso se reduce claramente.
Bibliografía:
  • Kirk C. (1996). Domando al dragón de la dieta. Łódź: Ravi.
  • Chanduszko - Salska J., Ogińska - Bulik N. (2004). Cómo perseverar y no rendirse. Experiencia de la aplicación de un programa de apoyo psicológico para la reducción del sobrepeso en las mujeres. Zeszyty Naukowe WSHE w Łodzi, Serie II, 1 (44), 59 - 69.
  • Bak - Sosnowska M. (2005). Determinantes psicológicos del fracaso en la pérdida de peso. Annales Academiae Medicae Silesiensis, 59(4), 324 - 327.

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