La rehabilitación tras un ictus isquémico abarca convencionalmente un periodo de 4 a 6 semanas.
Incluye las siguientes etapas: diagnóstico adecuado, evaluación pronóstica inicial, evaluación funcional, planificación detallada de la rehabilitación y, a continuación, rehabilitación.
Los supuestos más importantes para los pacientes son los siguientes:
- autocuidado,
- independencia,
- locomoción.
Es muy importante recordar que el método elegido por el equipo de rehabilitación nunca puede considerarse el único.
Durante la estancia en el hospital , la colocación correcta del paciente en la cama (rehabilitación precoz) desempeña un papel fundamental. Así se evitan las úlceras por presión y las contracturas. Muy a menudo se incluyen masajes. En la mayoría de los casos, se intenta sentar al paciente con las piernas sobre la cama el quinto día y sentarle con las piernas bajadas de la cama el sexto día.
El paciente debe ser observado en todo momento, ya que pueden producirse desmayos y problemas de equilibrio. Cuando el paciente esté estable y con fuerzas, el día 7, se inicia la verticalización y después el aprendizaje de la marcha. Durante el aprendizaje de la marcha, el paciente debe ser vigilado en todo momento para observar si presenta disnea, problemas respiratorios, labios y cara azulados, desmayos y sudoración. Inicialmente, la distancia debe ser muy corta y sobre una superficie plana.
Foto: iStock
Una vez dominado esto, se pueden recorrer distancias más largas. El siguiente paso es aprender a caminar sobre superficies irregulares e inclinadas y, por último, subir y bajar escaleras; los ejercicios deben realizarse con la frecuencia recomendada por personal cualificado .