Los ganglios linfáticos están repartidos por todo el cuerpo: uno de los lugares donde hay relativamente muchos de ellos es la zona de la axila. En el día a día, no somos conscientes de la presencia de ganglios en esta zona, pero es definitivamente diferente cuando se inflaman. ¿Cuáles pueden ser las causas de la inflamación de los ganglios linfáticos axilares y cuándo este síntoma debe ser motivo de preocupación?
Los ganglios linfáticos pertenecen al sistema linfático y se comunican con numerosos vasos linfáticos. Su función es filtrar la linfa, pero también participan en la producción de anticuerpos importantes para el cuerpo humano. Existen muchos ganglios linfáticos: los ganglios linfáticos submandibulares, axilares, inguinales y parótidos se encuentran entre los más numerosos. En condiciones normales son bastante difíciles de palpar, pero no ocurre lo mismo cuando los ganglios linfáticos aumentan de tamaño.
El agrandamiento de los ganglioslinfáticos axilares puede ser síntoma de muchas afecciones diferentes. Los principales problemas que pueden provocarlo son las infecciones. La inflamación de los ganglios linfáticos axilares puede producirse en infecciones bacterianas (por ejemplo, la enfermedad de Lyme), pero también en diversas infecciones víricas (por ejemplo, mononucleosis, gripe o varicela).
A veces, sin embargo, otras patologías distintas de las infecciones son responsables del agrandamiento de los ganglios linfáticos axilares. A veces, la dolencia se debe a alguna enfermedad sistémica, como la artritis reumatoide. Una de las causas más graves de la inflamación de los ganglios linfáticos axilares es el cáncer: el problema puede aparecer en el curso de un linfoma. A veces, el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos axilares también está asociado a un cáncer de mama que ha hecho metástasis en los ganglios.
Teniendo en cuenta toda esta información, está claro que el agrandamiento de los ganglios linfáticos axilares es un síntoma muy inespecífico, que puede tener una causa muy diferente. Por lo tanto, cuando el problema aparece de repente y persiste durante mucho tiempo, definitivamente se hace necesario acudir al médico.