Debido a lo graves que pueden ser las consecuencias de un ictus, los científicos siguen buscando factores que puedan reducir el riesgo de sufrirlo. El efecto profiláctico del ejercicio o de mantener la tensión arterial dentro de los límites normales ya se ha demostrado muchas veces, pero resulta que la lactancia materna también puede reducir el riesgo de ictus. E incluso en más de ¼.
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