La falta de sueño puede hacernos más propensos a recurrir a tentempiés poco saludables y a resistirnos a picar entre las comidas principales. Según estudios recientes, la falta de sueño aumenta el apetito de forma similar a la marihuana. Esto se debe a que ambas aumentan el nivel de una sustancia química en la sangre que es responsable de incrementar el deseo de comer.
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