Las enfermedades que afectan al sistema cardiovascular se consideran enfermedades de la civilización, ya que afectan a un gran porcentaje de la población. Se asocian no sólo a una elevada morbilidad, sino también a una elevada mortalidad, de ahí que sea tan importante prevenirlas de forma adecuada.
Entre las estrategias de prevención de las enfermedades cardiovasculares, distinguimos entre una estrategia basada en la población y una estrategia de alto riesgo, que incluye la prevención secundaria.
Una estrategia basada en la población consiste principalmente en abordar los factores de riesgo del estilo de vida influyendo ampliamente en la concienciación pública y creando las condiciones para la actividad física, la alimentación sana y el abandono del tabaco. Incorporando estos principios y cambiando los estilos de vida existentes, es posible reducir la presión arterial ylos niveles de colesterol, lo que disminuye significativamente la mortalidad. Gracias a la aplicación de esta estrategia (reducción del consumo de grasas animales y carne roja, aumento del consumo de grasas vegetales, fruta y aves de corral), se produjo una reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares de aproximadamente el 42% entre 1991 y 2008.
Por lo tanto, es extremadamente importante modificar aquellos factores sobre los que podemos influir de forma realista y que pueden protegernos o reducir significativamente el riesgo de enfermedad. Entre los factores más básicos y, sin embargo, extremadamente importantes para reducir el riesgo de enfermedad se encuentra una dieta adecuada.
Las recomendaciones dietéticas básicas publicadas por el Instituto de Alimentación y Nutrición nos indican qué debemos comer y en qué cantidades para gozar de buena salud el mayor tiempo posible:
- Las comidas deben ser regulares (cada 3-4 horas).
- Las verduras y la fruta deben comerse con la mayor frecuencia posible y en la mayor cantidad posible (mínimo 400 g al día).
- Los cereales ocupan un lugar importante en la dieta, así que elija productos integrales que aporten vitaminas del grupo B, minerales y fibra dietética.
- Se recomienda consumir 2 vasos de leche al día. Puede sustituirse por yogur, kéfir o parcialmente queso.
- El consumo de carne, especialmente de carne roja, y de productos cárnicos procesados debe limitarse a 0,5 kg por semana. Se recomienda el consumo de pescado, legumbres y huevos.
- El consumo de grasas animales debe limitarse y sustituirse por aceites vegetales. Se recomienda evitar los perjudiciales isómeros trans de los ácidos grasos insaturados, ya que aumentan la concentración de colesterol LDL.
- El azúcar y los dulces deben limitarse, ya que contribuyen al desarrollo del sobrepeso y la obesidad y, en consecuencia, a la diabetes de tipo 2.
- No añada sal a sus alimentos y, cuando haga la compra, elija productos con bajos niveles de sal de mesa.
- Asegúrese de beber agua, >1,5 l al día.
- Se recomienda no consumir alcohol.
Además, se recomienda una actividad física de al menos 150 min/semana para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
La estrategia de alto riesgo, por su parte, se refiere a las personas con un riesgo de enfermedad cardiovascular superior al riesgo medio de la población, que requieren un tratamiento más intensivo. En este grupo de personas se incluyen los pacientes con enfermedad cardiovascular conocida, diabetes, enfermedad renal crónica y aquellos con un único factor de riesgo significativamente elevado.
Sea cual sea el grupo en el que se encuentre, recuerde poner en práctica los principios anteriores en la medida de lo posible para minimizar su riesgo de enfermedad cardiovascular.