El verano es un periodo de mayor movilidad, en el que nos desplazamos de un lugar a otro, conocemos nuevas zonas, cosas, alimentos..... Las vacaciones son también una época en la que nos quejamos más a menudo de molestias cutáneas de origen desconocido.
El contacto con una toalla de hotel, el pelo de un animal en una granja o un plato nuevo en el restaurante de un hotel: todo ello puede provocar alteraciones cutáneas, la llamada urticaria. Esto ocurre cuando se desarrollan "ampollas" de color rosa-porcelana en la piel debido a la hinchazón de la misma. Su tamaño varía de unos pocos milímetros a varios centímetros.
Las "ampollas" urticariales pueden concentrarse en uno o varios lugares o cubrir todo el cuerpo. Suelen desarrollarse rápidamente, en pocos minutos, y producen picor y ardor, pero desaparecen en 24 horas sin dejar rastro. Hablamos entonces de urticaria aguda, que, según los médicos, padece la mitad de la población al menos una vez en su vida.
Sin embargo, si la afección persiste en el tiempo e incluso dura seis semanas o años, se trata de urticaria crónica. La urticaria es una de las dolencias más comunes y molestas tanto para los pacientes como para los médicos, ya que es difícil de diagnosticar. En cerca del 80% de los casos de urticaria no es posible determinar el agente causante ni el mecanismo de desarrollo de la afección cutánea. Este tipo de lesión cutánea molesta se conoce como urticaria idiopática.
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Se cree que son responsables factores intrínsecos: psicógenos y autoinmunes, así como extrínsecos: fármacos, caspa de animales y epidermis o contacto con tejidos. La causa de las lesiones en las manos suelen ser los alimentos o los guantes de látex. En cualquier caso, la urticaria puede llegar a estropearnos las vacaciones, ya que es desfigurante y molesta, sobre todo cuando nos encontramos en otro país y tenemos dificultades para comunicarnos con un médico.