Por tratamiento sistémico se entiende la interacción e integración de intervenciones terapéuticas sistémicas, que incluyen la quimioterapia, la terapia hormonal y la terapia biológica. El tratamiento sistémico se utiliza en casos de cáncer diseminado[1].
Además del tratamiento sistémico, en las enfermedades cancerosas se utiliza el llamado tratamiento adyuvante. El objetivo de este tratamiento es tratar las afecciones que acompañan al cáncer y mejorar el estado general del paciente. El tratamiento de apoyo incluye, entre otras cosas, un tratamiento antiemético, dado que las náuseas y los vómitos son complicaciones muy frecuentes del tratamiento del cáncer, especialmente cuando se utiliza quimioterapia. Esto tiene un efecto directo en el bienestar del paciente y también puede interferir en la absorción y el metabolismo. El tratamiento de apoyo también incluye la inmunosupresión, es decir, el uso de factores estimulantes de colonias de granulocitos, macrófagos y proteínas estimulantes de la eritropeína. Con este tratamiento se pretende hacer frente a los daños en la médula ósea derivados del tratamiento oncológico.
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La quiescencia tumoral, que puede deberse tanto a la toxicidad del tumor como a otras afecciones concomitantes (por ejemplo, el síndrome de malabsorción), debe diagnosticarse teniendo en cuenta la causa de su aparición. Una vez conocidas las causas, es esencial una terapia dirigida al problema de raíz[4].
