La disfonía, un trastorno de la función vocal, es un determinante muy importante de la sensación que uno tiene de funcionar en sociedad y, más concretamente, de comunicarse con el mundo que le rodea. La discapacidad percibida debido a esta afección se asocia a limitaciones en el funcionamiento diario y a una disminución significativa de la calidad de vida. Hay muchos factores que tienen un impacto directo e indirecto en la disfunción vocal, y uno de los más significativos es el estrés, que según las investigaciones tiene un impacto importante en el desarrollo de la disfonía.
A través de los ojos del paciente
En el artículo "Sensación de estrés y alteraciones de la voz en pacientes con disfonía" de A. Cielecka, E. Sielska-Badurek y K. Niemczyk, del Departamento de Otorrinolaringología y Laringología de la Universidad Médica de Varsovia, podemos encontrar una referencia a cómo perciben los pacientes con trastornos de la voz el impacto del estrés en el desarrollo de estos trastornos. El estudio descrito en el citado artículo, se llevó a cabo en la clínica foniátrica de la SHTPUC WU. A partir de los resultados, se extrajeron conclusiones sobre la influencia de los niveles de estrés percibidos en los trastornos de la voz. También se compararon las relaciones y correlaciones entre el estrés y la disfonía en el contexto con un grupo de control de personas sanas, es decir, que no presentaban trastornos de la voz. Otro aspecto importante del estudio fue la autoevaluación de la discapacidad experimentada por los pacientes con trastornos de la voz[1].
Los métodos de investigación utilizados para llevar a cabo el estudio fueron los cuestionarios: Escala de Autoevaluación de la Discapacidad Vocal(VHI) y Escala de Estrés Percibido(SPS), y una métrica.
Tras recopilar el material recogido mediante estadística descriptiva, se realizó un análisis por grupos y se comprobaron las correlaciones existentes en función de las variables específicas seleccionadas durante el estudio. Los autores del estudio identificaron 5 variables independientes, como son: "sexo, edad, educación, tipo de disfonía y duración de la terapia"[1] y 9 variables dependientes: "puntuación global del VHI, puntuación del VHI - I, puntuación del VHI - II, puntuación del VHI - III, puntuación global del KPS, puntuación de la subescala de tensión emocional (NP), puntuación de la subescala de estrés externo (SZ), puntuación de la subescala de estrés intrapsíquico (EI) y puntuación de la escala de mentiras"[1].
foto: panthermedia
Conclusiones
Los pacientes sometidos al estudio calificaron su disfunción vocal en un nivel medio, como indica su puntuación VHI. Este resultado indica una sensación de aptitud ligeramente mejor en relación con otros países del mundo, como Brasil, donde el nivel del VHI es incluso superior al obtenido en el estudio. El valor de los parámetros obtenidos es muy similar al de los resultados alemanes, que se determinaron en 2004. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los pacientes que participaron en el estudio descrito en el citado artículo se sometieron a rehabilitación fono-logopédica, en la que su duración media fue de 34 meses.
Sorprendió a los autores la puntuación en la escala de mentiras, en la que los sujetos sanos se situaban en un sten 5, lo que indica una puntuación media en la población polaca, mientras que entre los pacientes con disfonía, la puntuación alcanzaba un sten 8, una puntuación mucho más alta en términos poblacionales. ¿Qué puede entenderse por esto? Como explican los autores del trabajo, la puntuación debe interpretarse como una necesidad de aprobación social, uno de cuyos síntomas es la tendencia a ponerse en evidencia. Estas tendencias pueden dirigirse conscientemente -basándose en el conocimiento de las expectativas sociales- pero también pueden surgir de forma inconsciente. En el contexto de la investigación realizada, esto es crucial, ya que cuanto mayor sea la necesidad de aceptación, menos fiables serán los resultados. Los autores del estudio señalan, no obstante, que existe una relación significativa entre las puntuaciones elevadas en la escala de mentiras y la sensación de estrés, que resulta ser estadísticamente más elevada en estos individuos, ya que de ello puede deducirse que las personas con trastornos de la voz se caracterizan por una mayor sensación de estrés.
La autoevaluación de los trastornos de la voz es otro factor que está en correlación significativa con la sensación de estrés. Cuanto mayor es el nivel de experimentación de ansiedad, mayor es el nivel de experimentación de discapacidad debida a trastornos de la voz.
En conclusión, los autores señalan que no existen diferencias significativas en los niveles de estrés percibido entre los afectados de disfonía y los individuos sanos. No obstante, llama la atención la correlación entre los niveles más altos de estrés y los trastornos de la voz, sobre todo en relación con la discapacidad de la voz autodeclarada. Además, las observaciones indican que las personas que manifiestan trastornos de la voz presentan una necesidad de aprobación social superior a la media[1].