Los ictus asintomáticos son un problema importante en la civilización actual. Detectados habitualmente de forma incidental durante exámenes de neuroimagen, aumentan significativamente el riesgo de ictus. Sin embargo, la ausencia de signos característicos de un ictus agudo no excluye el desarrollo de alteraciones neurológicas menores, a menudo inadvertidas e infravaloradas debido principalmente a la edad, ya que este problema afecta sobre todo a las personas mayores.