Cuando muchas personas oyen que el cáncer puede tratarse en casa, no lo creen o lo dudan. Y sin embargo, en el siglo XXI, gracias a los enormes avances médicos y a los nuevos descubrimientos en oncología, el uso de comprimidos de quimioterapia ha empezado a dar a los pacientes la oportunidad de volver a la normalidad, tanto en su vida profesional como familiar.
Llevar un estilo de vida normal, mantenerse activo y saber que el cáncer puede tratarse en casa da al paciente una sensación de estabilidad y beneficia su bienestar. Al tomar la quimioterapia en comprimidos, el paciente no tiene que enfrentarse a muchos de los efectos secundarios que se producen con la quimioterapia intravenosa. No hay problemas de venopunción ni otras complicaciones asociadas a esta vía de administración del fármaco (infección en el lugar de la inyección, hematoma, coágulo del catéter). Con algunos de los fármacos utilizados en la quimioterapia oral, algunos efectos secundarios son mucho menos frecuentes.
Los pacientes que reciben quimioterapia oral no se quedan sin el control de su tratamiento. Tienen citas programadas con su médico, pero éstas no se ven forzadas por la necesidad de inyectarse el fármaco. Si hay algún síntoma que preocupe al paciente durante el tratamiento, éste tiene la oportunidad de ponerse en contacto con el médico que lo trata. Los pacientes que reciben quimioterapia oral tienen una media de ocho visitas al médico al año. En el caso de la quimioterapia intravenosa, la media es de unas 30 visitas. Por lo tanto, el tratamiento con quimioterapia oral reduce significativamente la duración de la estancia hospitalaria.
¿Qué cánceres pueden tratarse en casa?
La quimioterapia oral puede utilizarse para el cáncer colorrectal, el cáncer de mama, el cáncer de colon, el cáncer de estómago, el cáncer de páncreas, el cáncer de pulmón, el cáncer de riñón y el cáncer de hígado, entre otros. El conocimiento por parte del paciente de las opciones de tratamiento y el impacto de la terapia que está recibiendo en su funcionamiento debe ser siempre un tema de discusión con su médico. Obtener información sobre la enfermedad, las opciones de tratamiento y los efectos secundarios permite al paciente adoptar una postura activa durante el tratamiento.
La decisión final sobre la elección del tratamiento corresponde siempre al oncólogo. Sólo él o ella tiene los conocimientos y la experiencia para reconocer la enfermedad y proponer una terapia específica para un paciente concreto. La forma oral del medicamento puede no ser el fármaco de elección, incluso si el paciente padece el cáncer mencionado anteriormente.