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Prurito psicógeno: el vínculo entre dermatología y psiquiatría

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Prurito psicógeno: el vínculo entre dermatología y psiquiatría

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Alergia

El prurito puede estar causado, entre otras cosas, por una disfunción hepática y por afecciones dermatológicas como el eccema atópico o la psoriasis. A veces, sin embargo, a pesar incluso de un examen muy minucioso del paciente, no se puede encontrar la causa del prurito. Esto no se debe necesariamente a un conocimiento insuficiente por parte del dermatólogo: de hecho, el picor excesivo de la piel puede estar relacionado con factores psicológicos.

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Tabla de contenidos:

  1. Prurito psicógeno: escala y reconocimiento del problema
  2. ¿Con qué entidades se asocia el prurito psicógeno?
  3. Lesiones cutáneas que aparecen en pacientes con prurito psicógeno
  4. Medidas para el tratamiento del prurito psicógeno

Probablemente, muchas personas que experimentan picor en la piel sienten un impulso irresistible de rascarse. Normalmente, esto no causa mucho daño, pero no es el caso de los pacientes con un patrón de picor duradero, que tienen un origen psicógeno.

Prurito psicógeno: alcance y reconocimiento del problema

El diagnóstico de prurito psicógeno sólo puede hacerse tras la exclusión de todas las demás causas del prurito del paciente (como trastornos dermatológicos o trastornos de órganos internos, por ejemplo, riñón o hígado). Otro criterio que debe cumplirse para diagnosticar un trastorno relacionado con el funcionamiento psicológico es la duración del prurito, que debe ser superior a 6 semanas. El prurito psicógeno varía en intensidad en función del estrés experimentado por el paciente; además, no suele aparecer durante la actividad - la afección tiende a producirse en reposo.

El prurito psicógeno se observa con mayor frecuencia en mujeres de entre 30 y 45 años. Se calcula que entre los pacientes que acuden a las clínicas dermatológicas, alrededor del 2% tiene este problema [1].

¿Con qué entidades se asocia el prurito psicógeno?

El prurito excesivo de la piel se da con mayor frecuencia en pacientes con:

  • trastornos afectivos, como la depresión o la manía,
  • trastorno obsesivo-compulsivo,
  • trastornos de ansiedad,
  • psicosis,
  • trastorno límite de la personalidad,
  • trastornos somatomorfos.

El pruritopsicógeno también se asocia a veces con la adicción a diversas sustancias psicoactivas. Un tipo particular de trastorno psiquiátrico en el que puede aparecer prurito persistente es el denominado síndrome de Ekbom. Los pacientes que padecen esta entidad experimentan delirios de infestación parasitaria y alucinaciones sensoriales que incluyen prurito.

La literatura también menciona la entidad bastante misteriosa liquen simple crónico (también conocida como neurodermatitis limitada). La enfermedad llega a durar muchos años y en su transcurso -debido a emociones fuertes- se producen episodios de picor importante. El picor en estos pacientes también se produce incluso como resultado de estímulos mecánicos mínimos. Bajo la influencia del rascado, los pacientes desarrollan zonas de piel enrojecida, cubiertas de una epidermis excesivamente queratinizada y descamada.

También deben tenerse en cuenta los factores de estrés que pueden causar o exacerbar la intensidad del prurito psicógeno. Algunos ejemplos de estos factores son un cambio de residencia, un duelo o problemas profesionales o familiares.

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Prurito foto: panthermedia

Lesiones cutáneas que aparecen en pacientes con prurito psicógeno

La intensidad de las lesiones cutáneas provocadas por el rascado persistente varía; esto está relacionado principalmente con la intensidad del prurito. Puede haber pequeños rasguños, pero también zonas con ulceraciones. Los daños repetidos en la piel también aumentan el riesgo de que aparezcan infecciones en estas zonas. Pueden observarse zonas de piel con cicatrices atróficas en pacientes que luchan contra el problema durante un periodo de tiempo más largo.

Lo más frecuente es que las lesiones cutáneas derivadas del prurito psicógeno se localicen en las zonas de fácil acceso con las manos, como:

  • extremidades superiores e inferiores (especialmente muslos y brazos),
  • las zonas faciales,
  • la piel del abdomen,
  • la parte superior de la espalda y el pecho.

Los pacientes con prurito psicógeno pueden rascarse y ni siquiera darse cuenta de que lo hacen (esta situación se da, por ejemplo, en pacientes con trastornos psicóticos). Otros que padecen este problema son plenamente conscientes de su comportamiento, pero los estímulos que experimentan son tan fuertes que son incapaces de dejar de rascarse.

Medidas utilizadas para tratar el prurito psicógeno

El tratamiento del prurito psicógeno se basa en influir en dos ámbitos: la psique del paciente y su piel. Por lo tanto, lo ideal sería que el paciente visitara tanto a un psiquiatra como a un dermatólogo.

Dependiendo del problema que coexista con el picor excesivo, se utilizan distintos medicamentos. En pacientes con depresión, se utilizan, entre otros, antidepresivos tricíclicos (que inhiben la sensación de picor por su efecto bloqueante sobre los receptores de histamina; la doxepina es un ejemplo de ello). Para los pacientes con trastornos de ansiedad, son útiles las benzodiacepinas (por ejemplo, el alprazolam) o la buspirona. La hidroxizina también tiene un efecto calmante y sedante. En los pacientes con síndrome de Ekbom se utilizan neurolépticos atípicos (como la risperidona) y en los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo se emplean inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS, como la fluoxetina o la sertralina). En pacientes con liquen crónico se prueban antihistamínicos y sedantes.

Las intervenciones terapéuticas también incluyen el uso de agentes que actúan directamente sobre la piel. Los preparados prescritos por los médicos incluyen agentes que contienen corticosteroides (como betametasona, fluticasona) o antibióticos y anestésicos tópicos (que contienen lidocaína o prilocaína).

Dermatólogo, Prurito psicógeno, Psiquiatra, Tratamiento-psicógeno-pruritoPicor foto: panthermedia

No obstante, los pacientes con prurito psicógeno también pueden adquirir por sí mismos los aliviadores de la irritación cutánea habituales. Pueden recomendarse preparados que contengan mentol y alcanfor, así como pomadas con capsaicina. Los humectantes, por ejemplo los que contienen urea o sustancias lipídicas, tienen un efecto positivo sobre la piel. Los pacientes también pueden beneficiarse de los apósitos oclusivos.

El tratamiento del prurito psicógeno no se limita a la farmacoterapia. Otras intervenciones como la psicoterapia, el aprendizaje de técnicas de relajación y formas de afrontar el estrés, o la meditación también se utilizan en pacientes con este trastorno.