La relación médico-paciente es un tipo específico de contacto interpersonal. En el procedimiento terapéutico, el paciente exige del médico (especialista), un diagnóstico preciso y un tratamiento eficaz, por otra parte, tiene que confiar plenamente en él en este asunto. Esta relación no está exenta de conflictos: el médico puede encontrarse con comportamientos agresivos por parte del paciente. Éstos suelen surgir porque el paciente no está informado sobre el diagnóstico, el tratamiento y las medidas que se toman hacia él.
La relación que surge entre el médico y su paciente tiene un carácter específico. La razón es que estos contactos se basan en informaciones y cuestiones directamente relacionadas con la intimidad y la dignidad del enfermo que busca ayuda. El médico es visto como un especialista que posee los conocimientos necesarios para resolver el problema tal y como afecta al paciente. Desde esta perspectiva, la relación se desequilibra, es decir, en un momento dado, el paciente tiene que confiar en el médico y apoyarse en sus conocimientos y experiencia, esperando tanto ayuda como respeto a su dignidad. De ahí nació la idea de los derechos del paciente. En los últimos años hemos asistido al desarrollo de un nuevo fenómeno en la relación médico-paciente, a saber, el acercamiento de ambas partes que empieza a basarse en una asociación en la relación terapéutica. Sin embargo, se trata en gran medida de una iniciativa de la comunidad médica, en respuesta a la creciente tendencia entre los pacientes a tratar al médico como un especialista en determinados servicios. Esto da lugar a situaciones en las que el paciente plantea exigencias al médico, esperando un determinado resultado - y en ausencia de éste, a un problema de creciente agresividad.
Desde un punto de vista jurídico
La pieza legislativa más importante desde esta perspectiva es la Ley de la Profesión Médica. Aprobada hace 20 años, tiene una importancia fundamental tanto en el contexto jurídico como en el médico y social. Una cuestión fundamental que destaca es la forma de contacto entre el médico y el paciente, además de indicar los principios que deben guiar al médico en el ejercicio de su profesión.
En primer lugar, está el deber de prestar primeros auxilios en una situación que suponga un riesgo para la vida o la salud del paciente. Otro principio se refiere a laforma en que debe proporcionarse la información, que debe ser accesible y adaptarse al nivel de conocimientos del paciente, o formularse de forma que éste la comprenda. El privilegio terapéutico es otra cuestión que se plantea en el contexto de las normas de la práctica médica, que permite al médico no facilitar toda la información al paciente, pero esto se aplica a situaciones específicas. El consentimiento del paciente es un principio absoluto según el cual el médico debe realizar su trabajo - el consentimiento dado por el paciente es una forma de legalización de las decisiones terapéuticas y de tratamiento tomadas. La ley en cuestión también regula otros aspectos fundamentales, como la posibilidad de revisar la legalidad de los procedimientos médicos realizados sin el consentimiento del paciente, la relación entre el profesional sanitario y el representante legal (en el caso de los menores), la cláusula de conciencia, el secreto médico o el derecho del paciente al respeto de su intimidad y dignidad durante los procedimientos diagnósticos, médicos y terapéuticos.
Agresión al paciente
¿Qué es la agresión? Se trata de una pregunta fundamental que constituye el punto de partida para considerar el comportamiento agresivo de los pacientes.
Resulta que no existe una definición única que ofrezca una descripción exhaustiva de dicha afección o comportamiento. Hay teorías que hablan de una base genética del comportamiento agresivo, que se cree que tiene una influencia dominante en las acciones impulsivas. Otras teorías se refieren al funcionamiento social, es decir, a la adquisición de ciertas habilidades en el trato con otras personas, tanto habilidades positivas como negativas.
Desde otro punto de vista, las causas de la agresividad se atribuyen a las sustancias psicoactivas y a sus efectos en el cuerpo humano, lo que desgraciadamente no es una situación infrecuente.
Además, también merece la pena considerar el aspecto del comportamiento agresivo como aquel que pretende aportar un beneficio tangible o contribuir a la consecución de un objetivo específico.
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Sin embargo, la ira de un paciente no debe equipararse claramente a la agresividad, ya que se trata de dos estados diferentes, cuya base también puede variar. A diferencia de la ira, que es una expresión de experiencias negativas, la agresión es un comportamiento deliberado cuyo objetivo es tomar el dominio sobre otra persona.