La pedofilia, un problema que siempre ha existido, ha crecido en intensidad en los últimos tiempos.
Según la OMS, la explotación sexual de un niño es "la participación de un niño en una actividad sexual que el niño no es capaz de comprender plenamente y de consentir con conocimiento de causa y/o a la que el niño no tiene madurez de desarrollo y no puede dar su consentimiento de manera jurídicamente válida y/o que es incompatible con las normas jurídicas o morales de una sociedad determinada". La explotación sexual se produce cuando la actividad tiene lugar entre un niño y un adulto o entre un niño y otro niño. El propósito de la actividad es satisfacer las necesidades de otra persona.
Dicha actividad puede implicar:
- Persuadir o coaccionar a un niño para que participe en una actividad sexual legalmente prohibida,
- utilizar a un niño para la prostitución u otra actividad sexual legalmente prohibida,
- utilización de un niño en la producción de material o espectáculos de contenido sexual.
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Síntomas que deben preocuparle:
Físicos:
- Abrasiones, hematomas, moratones en las zonas íntimas
- inflamación de los órganos genitales
Psicosomáticas:
- insomnio
- trastornos del habla
- falta de apetito
- dolor de cabeza
- ansiedad
- dolores abdominales
mentales:
- baja autoestima
- depresión
- dificultades para establecer contacto
También son muy importantes síntomas como la vergüenza a desvestirse, la automutilación, morderse las uñas, tirarse del pelo, el dolor autoinfligido.
Si observa estos síntomas en su hijo , intente entablar una conversación con él. No haga muchas preguntas en el primer intento. Dejemos que el niño sienta que le apoyamos y le comprendemos.
Si resulta que nuestro hijo ha sufrido una agresión sexual por parte de un adulto, es necesario acudir a un psicólogo y prestarle una atención especial.