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Niños no queridos - el problema y la situación de los niños del orfanato

Katarzyna Kurek

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Niños no queridos - el problema y la situación de los niños del orfanato

Panthermedia

Niño aburrido

Algunas personas probablemente recuerden cuando eran niños a sus padres amenazándoles con las palabras "si eres travieso, irás a un orfanato". La amenaza no era más que una amenaza, pero ¿es realmente culpa del niño que lo metan en un orfanato?

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Pues no. Hay varias razones: violencia doméstica, pobreza, alcoholismo... se podría seguir durante mucho tiempo. Una cosa es cierta: son los padres los que fallan. Cuando la familia biológica se vuelve disfuncional y deja de cumplir sus funciones básicas, como satisfacer las necesidades materiales, emocionales y culturales, es el niño el que más sufre. La institución a la que se le envía es un hogar sólo en apariencia. Se vive en un gran grupo de personas en el que no existen verdaderos lazos afectivos, porque tanto la rotación de los alumnos como la temporalidad de los educadores lo hacen imposible.

Cada día transcurre en soledad, desamparo y añoranza. Cuando un niño es abandonado por sus padres y colocado en un entorno nuevo y completamente ajeno, empieza a idealizar a sus padres, desplaza los malos recuerdos del hogar familiar y anhela ser querido. La nostalgia se agrava cuando hay que empezar a cumplir nuevas normas y reglamentos, horarios de comidas y de días. A su manera, el niño se ve privado de independencia y responsabilidad en la institución, ya que algunas actividades son realizadas por el personal del hogar infantil y no por el propio pupilo, como ocurría en casa.

Se hace la limpieza por ellos, se lava y se cocina. Ya no hay abrazos amistosos de papá cuando llegan a casa, ni besos de mamá porque los educadores tienen miedo de mostrar afecto a los niños, no sea que les acusen de comportamiento inapropiado, por ejemplo, acoso sexual.

fot.panthermedia

Los niños carecen de motivación diaria para aprender y comportarse bien porque les preocupa su suerte y tienen miedo del futuro. A menudo, la vida en grupo implica una lucha constante por la atención de los educadores o por las diferentes asignaturas. Todo lo que les rodea está marcado por la palabra "mío" y "tuyo".