Publicidad:

¡Mamá, quiero ser como tú!

Monika Mierzwa

Puedes leer este texto en 3 min.

¡Mamá, quiero ser como tú!

shutterstock

Leer a su hijo

Las niñas se parecen a sus madres, las adolescentes se rebelan contra ellas. Cuando una mujer se convierte en madre joven, es ella quien sirve con su sabiduría y ayuda a su bebé recién nacido. Es a su lado donde crecemos mirándola con orgullo y escuchando su sabiduría vital.

Publicidad:

Todos conocemos perfectamente esa sensación cuando nos sorprendemos a nosotros mismos pensando que nuestro comportamiento es similar al de nuestra madre.

Como mujeres adultas, a menudo imitamos inconscientemente a nuestras madres. Copiamos su comportamiento, por supuesto, negando a voz en grito que no nos comportamos como ellas en absoluto. Cuando llega el momento de convertirnos nosotras mismas en madres, nos damos cuenta de que estamos educando a nuestros hijos del mismo modo que nuestras madres. Sólo entonces nos damos cuenta de qué sentimientos las acompañaban cuando éramos pequeñas y vulnerables. Qué las impulsaba, qué miedos y ansiedades tenían.

A pesar de nuestras protestas y rebeliones internas, el hecho es. Somos como ellos, nos guste o no. Por lo tanto, merece la pena alimentar este vínculo extraordinario e irrompible.

foto ojoimages

Cada una de nosotras tiene algo por lo que estar agradecida a su madre. Para algunas es elegancia y gracia, para otras sensibilidad y cariño, para otras encanto personal e ingenio. Merece la pena encontrar estas cualidades en uno mismo, apreciarlas y plasmarlas en uno mismo, para que al final de la vida pueda decir: "Mamá, quiero ser como tú".