En el curso de las enfermedades autoinmunes, como el lupus sistémico o la artritis reumatoide, pueden producirse múltiples daños orgánicos y sistémicos, incluidos daños en el sistema nervioso (tanto central como periférico). Los síntomas neurológicos suelen preceder a los de la enfermedad subyacente, de ahí que sea extremadamente fácil equivocarse en el diagnóstico.
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