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La dieta, una oportunidad para curar el cáncer

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La dieta, una oportunidad para curar el cáncer

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Frutas y aguacates

El cáncer nos desafía a tomar muchas decisiones. Aunque las soluciones que ofrece la medicina actual permiten luchar contra el cáncer, no están exentas de efectos negativos para el organismo en su conjunto. Esto se debe a que la quimioterapia, la radioactividad y la farmacoterapia no son métodos dirigidos, es decir, que se dirigen precisamente a las células patológicas. Por ello, no es de extrañar que los pacientes busquen formas más naturales y menos invasivas de tratar o apoyar el tratamiento contra el cáncer. Entre ellas se encuentra la dietoterapia, es decir, el uso de un modelo dietético especializado para eliminar o aniquilar los síntomas de la enfermedad. Uno de estos modelos es la dieta cetogénica.

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¿De qué se alimenta el cáncer?

Sabemos desde hace tiempo que la gestión dietética puede ser una de las principales corrientes en la lucha contra diversas enfermedades. - La dieta debe ser una parte permanente del proceso de tratamiento, que apoye aún más la labor del médico. Con la ayuda de los alimentos, es posible activar el sistema inmunológico, mejorar el metabolismo, mantener un nivel óptimo de nutrición en el cuerpo o proteger los órganos internos. En el caso de los pacientes oncológicos, una dieta adecuada puede ser garantía de un mejor pronóstico de salud, explica el experto en dietética Slawomir Kula.
La selección de un plan dietético para una persona con cáncer debe tener en cuenta ante todo la cantidad adecuada de calorías diarias, nutrientes y vitaminas, minerales y líquidos. Sin embargo, una vez que decidamos combatir el cáncer con una dieta, será importante realizar modificaciones dietéticas que eliminen el aporte energético necesario para su desarrollo. Por lo tanto, es necesario plantearse la siguiente pregunta: ¿de qué se alimentan las células cancerosas? Como en el caso de los tejidos sanos, los hidratos de carbono, concretamente la glucosa, son los alimentos más fáciles de digerir. Sin embargo, en caso de déficit de glucosa, nuestro organismo también puede alimentarse de grasas, algo que el cáncer no puede hacer. - Las grasas se digieren en ácidos grasos libres y en esta forma pueden ser absorbidas por la sangre o el sistema linfático. Debido a la falta de oxaloacetato y a la escasez de hidratos de carbono, se produce una combustión incompleta con la formación de cuerpos cetónicos, que se distribuyen a los tejidos, explica la dietista. Este estado se denomina cetosis.

Cetosis médica

Por tanto, las células sanas tienen dos opciones: obtener energía de los hidratos de carbono y obtenerla de las grasas. La situación es diferente para las células cancerosas.
- La glucosa es la preferida por la gran mayoría de los tejidos. Las células cancerosas también se alimentan de ella. Sin embargo, en caso de déficit de hidratos de carbono, las células sanas también toman energía de los cuerpos cetónicos, pero las células cancerosas no tienen esta capacidad, añade el especialista. Este hallazgo fue el punto de partida para el desarrollo de la dieta cetogénica (o cetogénica, baja en carbohidratos), que se utilizó inicialmente para tratar la epilepsia resistente a los medicamentos en niños. También se utiliza en pacientes ancianos que padecen Parkinson o Alzheimer. Los informes sobre su eficacia en tumores cerebrales (glioblastoma multiforme) han llevado a su uso en pacientes oncológicos a una escala cada vez mayor. Esto se ha traducido, entre otras cosas, en una inhibición significativa del crecimiento tumoral, una reducción del número de vasos sanguíneos que suministran nutrientes al tumor y un aumento de los procesos apoptóticos (es decir, que conducen a la muerte) en las células patológicas. Sin embargo, un requisito previo para el éxito de una estrategia de este tipo es que se respeten estrictamente las directrices dietéticas y se elija un patrón alimentario que mantenga la salud integral del organismo. Por lo tanto, no basta con cambiar a un modelo dietético rico en grasas y eliminar por completo otros macronutrientes, ya que esto no acabará bien para nuestro organismo.

Proporción clave 2:1

- Lo más parecido a la dieta cetogénica descrita en la literatura científica y la que se utiliza en investigación es la dieta OleoKeto. Esto se debe a que la dieta utilizada por las personas con cáncer debe tener tanto en común con los principios dietéticos racionales como sea posible, explica Slawomir Kula. El modelo OleoKeto consiste en suministrar al organismo grasas, hidratos de carbono y proteínas en una proporción 2:1 (grasas: proteínas e hidratos de carbono). De este modo, reducimos fuertemente la alimentación de glucosa de las células cancerosas, al tiempo que utilizamos con éxito las grasas para el metabolismo energético y la alimentación de todo el organismo. Los cuerpos cetónicos formados por la oxidación incompleta de los ácidos grasos sustituyen a la glucosa en las vías metabólicas. Se siente un aumento de energía y una mejora de la concentración. Como menciona la dietista: "Sin embargo, debido a las elevadas restricciones en la ingesta de hidratos de carbono y a la prevalencia de éstos en los alimentos, la creación de un menú totalmente equilibrado puede resultar algo difícil. La consecuencia de esto puede ser una deficiencia de vitaminas y minerales, que son increíblemente importantes para los pacientes de cáncer. Por eso es aconsejable seguir la dieta cetogénica bajo la supervisión de un médico o dietista, atenerse incondicionalmente a sus principios y complementar el menú con alimentos dietéticos para fines médicos especiales como el Dekarcenal. ¿Cómo introducir y mantener sabiamente un modelo dietético de este tipo?