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Extravasación de citostáticos

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Extravasación de citostáticos

medforum

Quimioterapia

Los agentes quimioterapéuticos se administran a los pacientes oncológicos tanto en monoterapia como en terapia combinada. La elección de la vía de administración intravenosa se asocia a un alto riesgo de complicaciones, entre ellas la extravasación. Se denomina así a la fuga involuntaria del fármaco al espacio perivascular. Se calcula que su incidencia alcanza anualmente el 6,5% de los pacientes que reciben quimioterapia sistémica. Sus consecuencias pueden ser variadas, a veces muy graves.

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Los agentes quimioterapéuticos se administran a los pacientes tanto en monoterapia como en combinación, según un régimen establecido para la entidad específica de la enfermedad, en ciclos repetidos. Normalmente, los fármacos se seleccionan por sus diferentes mecanismos de acción para mejorar la eficacia de la terapia. Se entiende que la terapia combinada conlleva un mayor riesgo de efectos secundarios.

Vías de administración y riesgo de complicaciones

Los fármacos citotóxicos se presentan en forma oral, pueden administrarse por vía subcutánea (por ejemplo, citarabina, metotrexato, bleomicina), directamente en el canal medular (para los tumores SNC, por ejemplo, metotrexato). También se practican infusiones en cavidades corporales, por ejemplo, cánceres uroteliales - intravesical (por ejemplo, mitomicina C), cánceres peritoneales primarios y secundarios - cisplatino, doxorrubicina. Antes y durante la quimioterapia, deben tenerse en cuenta los efectos adversos derivados no sólo del propio fármaco, como sustancia altamente tóxica, sino también de la vía de administración. La vía subcutánea sólo es adecuada para fármacos que no tengan un efecto irritante local y que puedan contenerse en la dosis debida en un volumen pequeño. Los fármacos administrados en el canal medular no deben ser neurotóxicos. La perfusión de cavidades corporales, por ejemplo por vía intraperitoneal, puede no dar efectos adversos generales tempranos, ya que los fármacos entran en la circulación sistémica en concentraciones mínimas. Sin embargo, se encuentran efectos adversos en el seguimiento a distancia, por ejemplo, estados de obstrucción gastrointestinal crónica, que a veces requieren una intervención quirúrgica de urgencia (relacionada con la cicatrización tisular durante la curación de una inflamación limitada causada por la toxicidad local de los citostáticos). La elección de la vía de administración intravenosa, estadísticamente la más común, también está asociada a un amplio espectro de complicaciones. La infusión del fármaco en sí puede provocar reacciones de hipersensibilidad de diversa gravedad en el paciente, no relacionadas con el potencial tóxico del fármaco, sino con la reacción individual del organismo. El primer síntoma puede ser un enrojecimiento localizado de la piel cerca del lugar de la inyección, con erupción cutánea e hinchazón de los tejidos. A medida que la reacción se intensifica, pueden aparecer síntomas generales: descenso de la tensión arterial, broncoespasmo con sensación de disnea y ansiedad, angioedema. Éstos son el resultado de la movilización de los mecanismos inmunológicos naturales, reacciones que también pueden producirse con la administración de fármacos comunes de otros grupos, por ejemplo, analgésicos o antibióticos. De las reacciones locales a la administración de fármacos, es importante mencionar la flebitis, un mecanismo estéril y tóxico que aumenta el riesgo de extravasación durante las infusiones posteriores de fármacos.

La extravasación como complicación

La extravasación citostática es la filtración o fuga involuntaria de fármaco en el espacio perivascular durante o poco después de una infusión intravenosa. Las consecuencias de la extravasación pueden variar, dependiendo del fármaco administrado, su concentración, el volumen extravasado, la ubicación de la cánula y la velocidad de administración, así como de la rapidez de respuesta del personal médico ante el suceso. Se sabe que muchos factores aumentan el riesgo de extravasación. Entre los más relevantes, los técnicos son el lugar de la inyección, el método de canulación del vaso y la técnica de inyección.

Aspectos técnicos de las inyecciones

El lugar de administración anatómicamente óptimo es el antebrazo. Unas venas visibles, anchas y fácilmente accesibles y una distancia suficiente de las articulaciones garantizan la seguridad y la comodidad del paciente. Además, el tejido subcutáneo bien desarrollado protege de posibles daños en nervios y tendones en caso de fuga. Una zona especialmente desfavorable que debe evitarse, sobre todo cuando se administran fármacos citostáticos muy irritantes, es la cara interna de la muñeca. Los vasos, nervios y tendones discurren aquí muy superficialmente y no están protegidos por los tejidos circundantes, lo que aumenta el riesgo de que resulten dañados si el fármaco se filtra a los tejidos. Además, deben evitarse la flexura cubital, la zona del pie y otros vasos próximos a tendones, nervios o arterias. La propia calidad de la red venosa del paciente influye en el mayor riesgo de extravasación. Los ancianos tienen venas frágiles con diámetros pequeños y a menudo una pared remodelada aterosclerótica, muy susceptible de sufrir daños. Las ulceraciones en este grupo de pacientes pueden ser extensas, afectando a largos tramos del vaso junto con los tejidos circundantes. Aunque no se produzcan daños directos en la pared del vaso, su escasa resistencia combinada con el aumento de la presión durante la administración del fármaco puede provocar una rotura, una microfiltración -pequeña, pero suficiente para iniciar una necrosis local. También es importante tener en cuenta el estado de los tejidos en la zona de la inyección prevista - deficiente, por ejemplo, tras un traumatismo, irradiación local por indicaciones oncológicas u otras, en el curso de enfermedades sistémicas, con linfedema (por ejemplo, mujeres tras una mastectomía radical), cicatrización.