Toda actividad física debe ser supervisada por personal cualificado. Los ejercicios no deben reordenarse, sustituirse por otros ni prolongarse. No deben ser demasiado intensos.

Una rehabilitación correctamente gestionada ofrece la oportunidad de mejorar e incluso reparar la función neurológica perdida.

Rehabilitación social y psicológica

Un paciente con S que permanezca en casa debe ser visitado por psicólogos o psicoterapeutas. El paciente debe ser consciente de que es capaz de vivir y funcionar de forma independiente. Debe ser activo en el trabajo, hacer deporte y no renunciar a su vida social. Estas rehabilitaciones deberían comenzar ya en el momento del diagnóstico de S.

Debe proporcionar al paciente toda la información necesaria sobre la enfermedad, con calma, mucha paciencia y comprensión. Hay que ponerse en el lugar del paciente. La información también debe transmitirse a la familia. Conciencie al paciente de que no debe renunciar a sus planes profesionales y familiares, a sus sueños, a sus actividades físicas y a sus contactos con los amigos. Las reuniones con un psicoterapeuta deben durar el tiempo que el paciente y su familia necesiten. Se trata de una cuestión muy individual.

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Rehabilitación del habla

En las últimas fases de la enfermedad en pacientes con S, surgen problemas con la comunicación, los músculos pélvicos y el control de la función de los esfínteres. La rehabilitación del habla, bajo la dirección de un logopeda o psicoterapeuta especializado, desempeña un papel fundamental en esta fase, ya que mejora la capacidad de comunicación del paciente con su entorno y facilita la comprensión. La rehabilitación de la musculatura pélvica también es esencial. En muchos casos, es necesaria una visita al urólogo.