La "vagina dentata" es la representación de una "vagina dentada" que figura en muchas leyendas. Curiosamente, el mito de la "vagina dentata" ha estado presente en el folclore de muchas culturas que han vivido durante miles de años, e incluso en leyendas relativas a la creación del mundo.
Los antiguos creadores de este mito llegaron a la conclusión de que la única forma de superar los propios miedos era desdentar la vagina, despojando así a la mujer de su fuerza, subyugándola - una expresión actual de lo cual es la imagen de la mujer creada a través de los cuentos de hadas sobre princesas que tienen sus propios caballeros, películas sobre chicas gentiles y agraciadas que esperan a su príncipe azul. Lo más importante es que ninguna de ellas exige, se queja o se enfada.
Una mujer así tiene que ser cuidada por un hombre, tiene que defenderla del mundo malvado, puede sentirse varonil. A la mujer moderna se le ha quitado el derecho a expresar su ira (a la vagina se le han quitado los dientes). La sociedad no desea que una mujer se enfade, ya que esta emoción está reservada únicamente a los hombres. Y como esto es así, una mujer que no puede ocultar su ira y que se comporta de forma hostil o agresiva es percibida por quienes la rodean como poseedora de muchos rasgos masculinos y pierde su atractivo.
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Toda mujer quiere agradar. Por eso, en el curso de la evolución , las mujeres han desarrollado métodos para disimular la ira, la amargura, la ironía y la irritación. Sin embargo, hay que recordar que la ira también tiene funciones positivas, entre otras, es un motor para superar la adversidad, conquistar ciertas metas y levantarse de una caída.
También es la segunda emoción, además del miedo, que ha hecho posible la supervivencia de nuestra especie. Es gracias a la ira que es posible emprender una acción como atacar o escapar, a pesar del miedo paralizante. Un arrebato de ira sano y controlado es muy recomendable, ya que, al igual que otras emociones, también debe liberarse en algún momento.