Aunque la digitalización y las últimas tecnologías a nuestro alcance han cambiado el mundo para mejor en muchos aspectos, también existe la otra cara de la moneda. De hecho, numerosos estudios demuestran que el uso excesivo de la tecnología puede tener un impacto significativo en el desarrollo de niños y jóvenes, y también puede afectar negativamente a un sueño saludable.
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