La medicina actual está dotada de posibilidades capaces de ayudar a las personas con cáncer. Los fármacos y tratamientos disponibles pueden prolongar la vida de los pacientes, pero desgraciadamente pueden provocar otros riesgos, por ejemplo para el sistema circulatorio. La toxicidad puede aparecer en varios momentos durante y después del tratamiento y puede causar diversos síntomas. Por lo tanto, es importante realizar un seguimiento continuo del estado del paciente.
Es extremadamente importante controlar el estado vascular del paciente durante y después del tratamiento oncológico. Para ello se utilizan, entre otras cosas, pruebas como:
- Una entrevista con el paciente sobre su bienestar y sus quejas,
- Examen físico,
- Examen ECG,
- examen Holter ECG,
- radiografía de tórax,
- examen ECHO,
- Prueba de esfuerzo,
- Pruebas de enzimas indicadoras: EAP, ALT, LDH[6].
La incidencia del cáncer está aumentando. Cada vez más personas tienen que enfrentarse a ellos. La forma y el curso del tratamiento dependen de cada persona, de sus cargas adicionales y de sus comorbilidades. Los médicos disponen de una amplia gama de opciones en la terapia y en el seguimiento del estado del paciente durante el tratamiento anticanceroso.