El divorcio es una de las crisis más dolorosas de la vida. No sólo los adultos la soportan con dificultad. Los niños y los jóvenes sienten la separación de sus padres de forma aguda. ¿De la misma manera? ¿Cómo podemos ayudar a los jóvenes a encontrar su camino en la nueva situación?
Los niños de 9-10 años dirigen su ira contra sus padres y, a veces, contra sus compañeros. A veces refuerzan el contacto con uno de los padres, mientras acusan al otro.
Los niños de 13-18 años pueden reaccionar con pánico, indiferencia o incluso alegría ante la noticia de un divorcio.
Los adolescentes tienden a comportarse de forma imprevisible. Necesitan paz y estabilidad durante la adolescencia. Los hijos adolescentes asumen el papel de cuidar a sus hermanos pequeños y consuelan a uno de los padres mientras acusan al otro. Buscan el interés de sus iguales. Pueden causar problemas de crianza. Se distancian de sus padres y escapan a su propio mundo. Su autoestima disminuye.
foto: pantherstock
A veces los niños tardan muchos años en aceptar esta situación. Durante el divorcio, la conversación desempeña un papel fundamental y puede tranquilizar al niño. No entre en los detalles del divorcio: qué, por qué y para qué.
Si es necesario, es aconsejable buscar la ayuda de un profesional. Él o ella le ayudará a aceptar la nueva situación, los cambios y a asumir las emociones acumuladas.