La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y está implicada en la mayoría de los procesos que tienen lugar en nuestro organismo. Los trastornos neurológicos también se reflejan repetidamente en la piel. A menudo, los síntomas cutáneos preceden a los síntomas clínicos y son, por tanto, un elemento muy importante en el procedimiento de diagnóstico.
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