Son muchos los factores que influyen en el aspecto y el estado de nuestra piel. Algunos de ellos están fuera de nuestro control -como los genes, que determinan la trayectoria de cambio de nuestra piel-, mientras que otros están bajo nuestro control -la actividad física, la duración del sueño, la respiración o una dieta sana-, que al modificarse, constituyen la base del cuidado de nuestra piel.
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