La memoria de trabajo es una parte esencial del buen funcionamiento de nuestro cerebro y de todas las operaciones como el razonamiento, el aprendizaje o incluso la comprensión del habla. Los investigadores han observado que la memoria de trabajo, se ve especialmente afectada por las emociones, sobre todo las negativas, como puede observarse en las personas que sufren trastornos depresivos. En el caso de los trastornos afectivos, igualmente vinculados a la memoria de trabajo, no son sólo las emociones las que influyen en las anomalías, sino también los déficits neuropsicológicos.
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